Friedrich von Hayek, en su Camino de servidumbre (1944), cap. VI, formula una de lss contradicciones o paradojas más importantes contra el sentido de cualquier utopía que ponga las ideas por encima de los individuos:
"Cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, es decir, a lo que alguien entienda como una distribución "más justa", tiene necesariamente que conducir a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y ¿cómo podría haber entonces leyes generales?"
Pero olvida que existen unos intereses generales, como los que formula Habermas, que si son tributarios de esa justicia distributiva, y que el problema de fondo del capitalismo es el que, al olvidar esos intereses generales, se constituye en una forma de degradación, y no sólo de la naturaleza, sino del ser humano: produce demasiada basura, y no sólo basura material, sino humana: produce gente que es, en sí misma, basura. Hayek cree que el hombre es como es, o sea, lo mismo que otro liberal, o fanático de la libertad, Cervantes: "Cada cual es como Dios lo hizo, y aun peor muchas veces"; eso es la negación de todo impulso utópico; pero Cervantes se revelaba contra ese pesimismo por medio de un fundamento ético universal y cristiano del que Hayek, con su reduccionismo del mercado libre, carecía.
"Cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, es decir, a lo que alguien entienda como una distribución "más justa", tiene necesariamente que conducir a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y ¿cómo podría haber entonces leyes generales?"
Pero olvida que existen unos intereses generales, como los que formula Habermas, que si son tributarios de esa justicia distributiva, y que el problema de fondo del capitalismo es el que, al olvidar esos intereses generales, se constituye en una forma de degradación, y no sólo de la naturaleza, sino del ser humano: produce demasiada basura, y no sólo basura material, sino humana: produce gente que es, en sí misma, basura. Hayek cree que el hombre es como es, o sea, lo mismo que otro liberal, o fanático de la libertad, Cervantes: "Cada cual es como Dios lo hizo, y aun peor muchas veces"; eso es la negación de todo impulso utópico; pero Cervantes se revelaba contra ese pesimismo por medio de un fundamento ético universal y cristiano del que Hayek, con su reduccionismo del mercado libre, carecía.
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