Eric Cantona y los bancos
Eric Cantona es un ex futbolista francés de 46 años que, entre otros equipos, jugó en el Olympique de Marsella y en el Manchester United. Se retiró en 1997 y, desde entonces, ha estado en la selección francesa de fútbol-playa como jugador y como entrenador (fue campeón del mundo en 2005), y ha aparecido en algunas películas.
Hace unas semanas, Cantona ha propuesto que la ciudadanía se rebele contra los principales motores del capitalismo, o que se dé un toque de atención, sin violencia y de manera pacífica: que cada persona acuda el 7 de diciembre a los bancos y retire de ellos todo su dinero. La idea de Cantona ha tenido mucho eco a través de redes sociales y páginas web, y miles de personas en todo el mundo parecen estar dispuestas a realizar esa acción. La British Bankers’ Association (Asociación de Banqueros Británicos) ha advertido de que «Una campaña de masas contra los bancos podría ocasionar una catástrofe del sistema» y que, en caso de que tuviera un seguimiento masivo, podría ocasionar una gravísima crisis financiera.
Juan Torres, por otro lado, es un catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, que ha sido entrevistado recientemente por el periódico digital rebelión.org. El periodista le pregunta su opinión acerca de la acción propuesta por Cantona y, en ella, descubro que los bancos tienen la obligación de disponer en efectivo de algo más del 2% de todo el dinero que tienen depositado (a este porcentaje se lo llama reserva fraccionaria o coeficiente de caja). El 98% restante lo utiliza para invertir. Extrañado por que se permita que los bancos mantengan un porcentaje tan bajísimo de liquidez, navego por Internet y lo confirmo y, además, me encuentro en la Wikipedia con un significativo ejemplo que ilustra lo que se llama el efecto multiplicador del dinero que, según entiendo, permite a los bancos enriquecerse y a los países creerse que son más ricos de lo que realmente son: ese 98% lo presta el banco a un ciudadano, que lo gasta en la adquisición de un bien y va a parar al mismo o a otro banco, que conserva a su vez otro 2% en caja y vuelve a prestar el resto. Según leo en finanzas.com, el banco ING Direct, por ejemplo, tiene 16.000 millones de euros en depósitos de sus clientes, pero si mantiene en sus cajas el mínimo exigido, es posible que no tenga más de 320 millones en billetes: si toda su clientela realizara el día 7 una llamada al teléfono naranja para retirar su dinero, no sólo su centralita se colapsaría, sino también probablemente el propio banco.
Otras fuente de inversión que tienen los bancos es la compra de deuda pública: el Estado, para financiarse, ofrece bonos, letras y pagarés con los que obtener liquidez que va devolviendo poco a poco con algunos intereses. Al parecer, la banca tiene en su poder 130.000 millones de euros de deuda pública, con lo que el Estado es uno de sus grandes deudores. Luego, cuando esos mismos bancos o cajas se encuentran con problemas, echan mano del mismo Papá Estado que les adeuda dinero.
La otra noche, en el último concierto que dio el grupo The Tumbonas en el pub irlandés Deicy Reilly’s me encontré a un viejo amigo arquitecto técnico:
—¿Y la crisis, te afecta mucho?
—No —me dijo—, nos están salvando las muchísimas tasaciones que estamos haciendo por la gente a la que se le embarga la casa por no poder pagar la hipoteca.
La vivienda pasa a ser propiedad del banco cuando uno deja de pagar las letras. Como, además, la misma vivienda ha perdido valor durante estos años (en muchos casos, además, el tasador la sobrevaloró en su día, en connivencia con el banco y con el comprador), el deudor no sólo se queda sin casa, sino que además debe abonar al banco la diferencia entre el importe por el que se le tasa la vivienda y el importe de la hipoteca pendiente: si una casa valía 100.000 euros, ahora vale 80.000 y se deben 90.000 al banco, el impagador se queda sin casa y con una deuda nueva de 10.000 euros.
En estos tiempos de tan dura crisis el BBVA, por ejemplo, ganó 2.527 millones de euros en la primera mitad de este año: pobrecicos, ay, que sus ganancias cayeron casi un 10%. Emilio Botín, presidente del Santander, espera que su banco gane este año 2010 en torno a 8.900 millones de euros: casi 1,5 billones de pesetas.
Con estas cifras y estas formas de actuar, el oficio de banquero (no el de empleado de banca, sino el de banquero) resulta, desde luego, de lo más antipático, y dan ganas de unirse a la acción que propone Cantona. Es muy posible, sin embargo, que un número muy importante de personas no tenga ya nada que retirar a esas alturas de diciembre: el fin de mes llega muy pronto para mucha gente.
Hace unas semanas, Cantona ha propuesto que la ciudadanía se rebele contra los principales motores del capitalismo, o que se dé un toque de atención, sin violencia y de manera pacífica: que cada persona acuda el 7 de diciembre a los bancos y retire de ellos todo su dinero. La idea de Cantona ha tenido mucho eco a través de redes sociales y páginas web, y miles de personas en todo el mundo parecen estar dispuestas a realizar esa acción. La British Bankers’ Association (Asociación de Banqueros Británicos) ha advertido de que «Una campaña de masas contra los bancos podría ocasionar una catástrofe del sistema» y que, en caso de que tuviera un seguimiento masivo, podría ocasionar una gravísima crisis financiera.
Juan Torres, por otro lado, es un catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, que ha sido entrevistado recientemente por el periódico digital rebelión.org. El periodista le pregunta su opinión acerca de la acción propuesta por Cantona y, en ella, descubro que los bancos tienen la obligación de disponer en efectivo de algo más del 2% de todo el dinero que tienen depositado (a este porcentaje se lo llama reserva fraccionaria o coeficiente de caja). El 98% restante lo utiliza para invertir. Extrañado por que se permita que los bancos mantengan un porcentaje tan bajísimo de liquidez, navego por Internet y lo confirmo y, además, me encuentro en la Wikipedia con un significativo ejemplo que ilustra lo que se llama el efecto multiplicador del dinero que, según entiendo, permite a los bancos enriquecerse y a los países creerse que son más ricos de lo que realmente son: ese 98% lo presta el banco a un ciudadano, que lo gasta en la adquisición de un bien y va a parar al mismo o a otro banco, que conserva a su vez otro 2% en caja y vuelve a prestar el resto. Según leo en finanzas.com, el banco ING Direct, por ejemplo, tiene 16.000 millones de euros en depósitos de sus clientes, pero si mantiene en sus cajas el mínimo exigido, es posible que no tenga más de 320 millones en billetes: si toda su clientela realizara el día 7 una llamada al teléfono naranja para retirar su dinero, no sólo su centralita se colapsaría, sino también probablemente el propio banco.
Otras fuente de inversión que tienen los bancos es la compra de deuda pública: el Estado, para financiarse, ofrece bonos, letras y pagarés con los que obtener liquidez que va devolviendo poco a poco con algunos intereses. Al parecer, la banca tiene en su poder 130.000 millones de euros de deuda pública, con lo que el Estado es uno de sus grandes deudores. Luego, cuando esos mismos bancos o cajas se encuentran con problemas, echan mano del mismo Papá Estado que les adeuda dinero.
La otra noche, en el último concierto que dio el grupo The Tumbonas en el pub irlandés Deicy Reilly’s me encontré a un viejo amigo arquitecto técnico:
—¿Y la crisis, te afecta mucho?
—No —me dijo—, nos están salvando las muchísimas tasaciones que estamos haciendo por la gente a la que se le embarga la casa por no poder pagar la hipoteca.
La vivienda pasa a ser propiedad del banco cuando uno deja de pagar las letras. Como, además, la misma vivienda ha perdido valor durante estos años (en muchos casos, además, el tasador la sobrevaloró en su día, en connivencia con el banco y con el comprador), el deudor no sólo se queda sin casa, sino que además debe abonar al banco la diferencia entre el importe por el que se le tasa la vivienda y el importe de la hipoteca pendiente: si una casa valía 100.000 euros, ahora vale 80.000 y se deben 90.000 al banco, el impagador se queda sin casa y con una deuda nueva de 10.000 euros.
En estos tiempos de tan dura crisis el BBVA, por ejemplo, ganó 2.527 millones de euros en la primera mitad de este año: pobrecicos, ay, que sus ganancias cayeron casi un 10%. Emilio Botín, presidente del Santander, espera que su banco gane este año 2010 en torno a 8.900 millones de euros: casi 1,5 billones de pesetas.
Con estas cifras y estas formas de actuar, el oficio de banquero (no el de empleado de banca, sino el de banquero) resulta, desde luego, de lo más antipático, y dan ganas de unirse a la acción que propone Cantona. Es muy posible, sin embargo, que un número muy importante de personas no tenga ya nada que retirar a esas alturas de diciembre: el fin de mes llega muy pronto para mucha gente.
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