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Texto en inglés |
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Estación de las nieblas y fecundas sazones, |
colaboradora íntima de un sol que ya madura, |
conspirando con él cómo llenar de fruto |
y bendecir las viñas que corren por las bardas, |
encorvar con manzanas los árboles del huerto |
y colmar todo fruto de madurez profunda; |
la calabaza hinchas y engordas avellanas |
con un dulce interior; haces brotar tardías |
y numerosas flores hasta que las abejas |
los días calurosos creen interminables |
pues rebosa el estío de sus celdas viscosas. |
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¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes? |
Quienquiera que te busque ha de encontrarte |
sentada con descuido en un granero |
aventado el cabello dulcemente, |
o en surco no segado sumida en hondo sueño |
aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta |
la próxima gavilla de entrelazadas flores; |
o te mantienes firme como una espigadora |
cargada la cabeza al cruzar un arroyo, |
o al lado de un lagar con paciente mirada |
ves rezumar la última sidra hora tras hora. |
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¿En dónde con sus cantos está la primavera? |
No pienses más en ellos sino en tu propia música. |
Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo |
y tiñe los rastrojos de un matiz rosado, |
cual lastimero coro los mosquitos se quejan |
en los sauces del río, alzados, descendiendo |
conforme el leve viento se reaviva o muere; |
y los corderos balan allá por las colinas, |
los grillos en el seto cantan, y el petirrojo |
con dulce voz de tiple silba en alguna huerta |
y trinan por los cielos bandos de golondrinas.
Traducción de Rafael Lobarte
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