Es un cachondeo el aldeanismo de las librerías; es prácticamente imposible conseguir un libro en lengua no española que no sea un topicazo recetado por algún profe, a no ser que recurras a Internet. Uno quiere, por ejemplo, un clásico de la historia de las ideas, como es el Fire in the minds of men: origins of the revolutionary faith de James H. Billington (1980) y, como no lo hay ni en Pórtico, ni en la Casa del Libro, ni en Marcial Pons, ni en Madrid ni en Barcelona ni en toda España, tiene que pedirlo a los jodidos Estados Unidos y encima pagar catorce eurazos de gastos de embalaje, transporte y qué se yo. No es justo, aunque tampoco es que allí pase lo mismo con libros en otros idiomas; te fastidia tanto el propio como el ajeno chovinismo. Y lo mismo con la puñetera alergia a las películas subtituladas, que tanto molan en el resto de Europa. Es una muestra más del retraso que hay en el aprendizaje de los idiomas en España. Un ejemplo entre muchos: intenten conseguir en España un ejemplar de Le bon usage de Maurice Grevisse o incluso un buen Diccionario de griego, no esa mierda que hay por ahí con el sello de Vox que tanto hemos padecido: tiempo perdido...
domingo, 6 de junio de 2010
Aldeanismo global.
Es un cachondeo el aldeanismo de las librerías; es prácticamente imposible conseguir un libro en lengua no española que no sea un topicazo recetado por algún profe, a no ser que recurras a Internet. Uno quiere, por ejemplo, un clásico de la historia de las ideas, como es el Fire in the minds of men: origins of the revolutionary faith de James H. Billington (1980) y, como no lo hay ni en Pórtico, ni en la Casa del Libro, ni en Marcial Pons, ni en Madrid ni en Barcelona ni en toda España, tiene que pedirlo a los jodidos Estados Unidos y encima pagar catorce eurazos de gastos de embalaje, transporte y qué se yo. No es justo, aunque tampoco es que allí pase lo mismo con libros en otros idiomas; te fastidia tanto el propio como el ajeno chovinismo. Y lo mismo con la puñetera alergia a las películas subtituladas, que tanto molan en el resto de Europa. Es una muestra más del retraso que hay en el aprendizaje de los idiomas en España. Un ejemplo entre muchos: intenten conseguir en España un ejemplar de Le bon usage de Maurice Grevisse o incluso un buen Diccionario de griego, no esa mierda que hay por ahí con el sello de Vox que tanto hemos padecido: tiempo perdido...
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