Hacer crítica de poesía moderna es como escribir en el viento o en el agua rápida; no me va; y mucho menos con Pedrito Gimferrer; es un poeta pedante, catalán, cacaseno, pervertido e infantiloide. Pero comentaré uno de sus poemas más tópicos, que da nombre a su libro más célebre, "Arde el mar"
El título y el texto están preñados de alusiones gongorinas, intertextualidades e incluso interdiscursividades (esa alusión a un cómic concreto, y a una pintura y películas de piratas y gánsters inconcretas, aunque no precisamente a la famosa canción de Deep Purple, que es de 1973, no de 1966, que es la fecha en que se imprimió Arde el mar). Empecemos con las intertextualidades: se puede abrir esta lata de bonito del norte por el mismo título: Arde el mar, que sugiere un sintagma de Góngora al comienzo de una de las octavas de su Polifemo, la XXI:
En esta estrofa describe Góngora cómo se quedan embobados (si preferimos embelesados, absortos o embebecidos, a lo clásico) los jóvenes sicilianos (yunteros o pastores) al observar el bellezón de Galatea, de forma que abandonan su labor de surcar la tierra, cuidar las ovejas. El poema refleja ese mismo pasmo de la adolescencia del autor ante la belleza de la poesía del cordobés y sobre todo la de su amado Rubén Darío, que le impresionó en esa época tan fértil en lecturas de cómics y de novelas juveniles marineras (Moby Dick, El corsario negro, las novelas de Conrad; el capitán al que alude es el de Un capitán de quince años, novela de Julio Verne, aunque también hay una alusión al famoso poema de Whitman dedicado al asesinado Abraham Lincoln, ''¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!'''):
Y también las palabras de Michelet cuando muere La bruja lamentando la desaparición de los dioses paganos, hablando de las lágrimas: "¿Qué hacen la sal y el agua allí donde arde la juventud?"
Pues de eso se trata: del renacimiento de una nueva mitología a través de la cultura de masas o Pop, lo que reivindican los Novísimos. No es un sacrificio (Michelet, Whitman) sino el nacimiento de una nueva Venus:
Son habituales las evocaciones de Góngora en los del 27. Aleixandre lo hace incluso hasta en su antepenúltimo libro, cuando dice: "O tarde o pronto o nunca". Quién nos iba a decir que debajo de este versito, tan opuesto al de Machado ("Hoy es siempre todavía") estaba uno del Polifemo de Góngora, como también bajo el endecasílabo final del Poema del agua de Manuel Altolaguirre "sus miembros lastimosamente opresos":
Arde el mar
Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores
las grúas paradas ante el cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores
las grúas paradas ante el cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
El título y el texto están preñados de alusiones gongorinas, intertextualidades e incluso interdiscursividades (esa alusión a un cómic concreto, y a una pintura y películas de piratas y gánsters inconcretas, aunque no precisamente a la famosa canción de Deep Purple, que es de 1973, no de 1966, que es la fecha en que se imprimió Arde el mar). Empecemos con las intertextualidades: se puede abrir esta lata de bonito del norte por el mismo título: Arde el mar, que sugiere un sintagma de Góngora al comienzo de una de las octavas de su Polifemo, la XXI:
Arde la juventud, y los arados
peinan las tierras que surcaron antes,
mal conducidos, cuando no arrastrados
de tardos bueyes, cual su dueño errantes;
sin pastor que los silbe, los ganados
los crujidos ignoran resonantes,
de las hondas, si, en vez del pastor, pobre,
el céfiro no silba, o cruje el roble.
peinan las tierras que surcaron antes,
mal conducidos, cuando no arrastrados
de tardos bueyes, cual su dueño errantes;
sin pastor que los silbe, los ganados
los crujidos ignoran resonantes,
de las hondas, si, en vez del pastor, pobre,
el céfiro no silba, o cruje el roble.
En esta estrofa describe Góngora cómo se quedan embobados (si preferimos embelesados, absortos o embebecidos, a lo clásico) los jóvenes sicilianos (yunteros o pastores) al observar el bellezón de Galatea, de forma que abandonan su labor de surcar la tierra, cuidar las ovejas. El poema refleja ese mismo pasmo de la adolescencia del autor ante la belleza de la poesía del cordobés y sobre todo la de su amado Rubén Darío, que le impresionó en esa época tan fértil en lecturas de cómics y de novelas juveniles marineras (Moby Dick, El corsario negro, las novelas de Conrad; el capitán al que alude es el de Un capitán de quince años, novela de Julio Verne, aunque también hay una alusión al famoso poema de Whitman dedicado al asesinado Abraham Lincoln, ''¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!'''):
I
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,
Cuando en la cubierta yace mi Capitán
Caído, frío y muerto.
II
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;
Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
Tú has caído frío y muerto.
III
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
Pero yo, con lúgubre andar
Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
Caído, frío y muerto.
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido;
El barco ha enfrentado cada tormento, el premio que buscamos fue ganado;
El puerto está cerca, las campanas oigo, toda la gente regocijada,
Mientras los ojos siguen la firme quilla de la severa y osada nave:
Pero ¡oh corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh las sangrantes gotas rojas,
Cuando en la cubierta yace mi Capitán
Caído, frío y muerto.
II
¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate —por ti se ha arriado la bandera— por ti trinan los clarines;
Por ti ramos y coronas con cintas— por ti una multitud en las riberas;
Por ti ellos claman, el oscilante gentío, sus ansiosos rostros a ti se vuelven;
¡Arriba Capitán! ¡Querido padre!
Este brazo bajo tu cabeza;
Es tan sólo un sueño aquél en la cubierta,
Tú has caído frío y muerto.
III
Mi Capitán no responde, sus labios están pálidos y quietos;
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad;
El barco se encuentra anclado sano y salvo, su viaje concluido y terminado;
De una horrorosa travesía, el barco vencedor, viene con un objeto conquistado;
¡Regocíjense, oh riberas y repiquen, oh campanas!
Pero yo, con lúgubre andar
Camino la cubierta donde yace mi Capitán,
Caído, frío y muerto.
Y también las palabras de Michelet cuando muere La bruja lamentando la desaparición de los dioses paganos, hablando de las lágrimas: "¿Qué hacen la sal y el agua allí donde arde la juventud?"
Pues de eso se trata: del renacimiento de una nueva mitología a través de la cultura de masas o Pop, lo que reivindican los Novísimos. No es un sacrificio (Michelet, Whitman) sino el nacimiento de una nueva Venus:
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros
Son habituales las evocaciones de Góngora en los del 27. Aleixandre lo hace incluso hasta en su antepenúltimo libro, cuando dice: "O tarde o pronto o nunca". Quién nos iba a decir que debajo de este versito, tan opuesto al de Machado ("Hoy es siempre todavía") estaba uno del Polifemo de Góngora, como también bajo el endecasílabo final del Poema del agua de Manuel Altolaguirre "sus miembros lastimosamente opresos":
Su pecho inunda o tarde, o mal, o en vano
surcada aún de los dedos de su mano.
surcada aún de los dedos de su mano.
Así, ¿quién lee poesía?
ResponderEliminarEste onanismo o masturbación velada es la que aleja al común de la verbigracia. ¿por dónde coger palabras con tanta carga gravitatoria? ¿dónde hermes,con los pies ligeros y la elocuencia como arma de combate?
Podíamos haber descifrado cadencias, ritmos o fonética, léxico o rima. Pero claro eso lo hacían los clásicos, ahora mareamos la pérdiz desde dentro de la literatura, dando el mismo resultado: escribir en el viento.
oiga señor Romera independientemente de la calidad humana y literaria de Gimferrer (que no entro a valorar),usted ha presentado a Gimferrer negativamente sólo por el hecho de ser catalán, se le llena la boca de tolerancia con la gente de otras razas cuando usted no puede aguantar a los vecinos de al lado.
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