viernes, 3 de junio de 2011

Letras de Leonard Cohen

Por ahí andan unas traducciones nefandas, gilipuertas y equivocadas. Estas son por lo menos un punto menos literales y más exactas.


Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento
por intentar cambiar el sistema desde dentro.
Ahora, ahora, vengo a cobrármelo:
primero tomemos Manhattan; después conquistemos Berlín.


Me guía una señal en el cielo;
me guía una marca de nacimiento en la piel;
me guía la hermosura y fulgor de nuestras armas.
Primero tomemos Manhattan; después conquistemos Berlín.


Es verdad que quería vivir contigo, nena;
me encantaba tu cuerpo, tu alma y tu ropa;
pero ¿ves esa cola moviéndose por entre la estación?
Te lo dije, te lo dije, te dije que fui uno de tantos.


Ah, me amaste cuando era perdedor,
pero ahora te molesta que quizá venza.
Sabes como detenerme,
pero no tienes bastante rigor.
Por cuántas noches recé por ello,
para que pudiera comenzar mi trabajo.
Primero tomemos Manhattan; después conquistemos Berlín.


No me gusta tu negocio de moda,  hermana;
no me gustan las drogas para mantener la línea;
no me gusta lo que le ocurrió a mi hermana;
primero tomemos Manhattan; después conquistemos Berlín.


Realmente querría vivir contigo, nena...
Te agradezco los detalles que enviaste,
el mono y su violín contrachapado;
practiqué por lqs noches y ahora estoy preparado.
Primero tomemos Manhattan; después conquistemos Berlín.


Recuerda, yo solía vivir sólo para la música.
y recuerda que yo te sostenía:
es el día del padre y todo el mundo anda herido.
Primero tomemos Manhattan; después conquistaremos Berlín.


Suzanne


Suzanne te lleva a su morada junto al río. 
Puedes oir pasar de largo las barcas. 
Gastarías toda la noche a su lado 
y sabes que anda medio loca, 
pero es esa la razón de estar allí. 


Y te ofrece té y naranjas 
venidas de la China
y, cuando tratas de decirle 
que no tienes amor que darle, 
te coge y mece en sus brazos 
para que sea el río quien conteste 
que siempre has sido su amante. 


Y quieres viajar con ella, y con ella irías a ciegas 
y sabes que en ti sí tendrá fe 
pues has tocado su cuerpo perfecto con la mente.


Jesús era marinero 
y echó a andar sobre las aguas;
empleó mucho tiempo observando 
en su torre solitaria de madera. 
Y cuando supo con certeza 
que sólo quienes se ahogaban podían verlo, 
dijo: "Todo hombre será marinero
hasta que el mar lo exonere".
Él mismo estaba desesperado 
antes que el cielo se le abriera, 
abandonado, casi humano,
y se hundió con tu saber como una piedra.


Y quieres viajar con él, y con él irías a ciegas, 
y sabes que acaso tendrás fe en él, 
pues has tocado su cuerpo perfecto con la mente.


Ahora Suzanne toma tu mano y te guía hacia el río. 
Lleva unos harapos y unas plumas 
sacados de un agujero del Ejército de Salvación. 
Y el sol se derrama meloso sobre nuestra moza de puerto 
y te muestra adónde mirar entre flores y basura.


Hay héroes corriendo por las cloacas 
y niños por la mañana tendidos por amor
y siempre lo seguirán haciendo 
mientras Suzanne pueda sostener
el espejo en que se mira.


Y quieres viajar con ella, quieres viajar a ciegas, 
y sabes que tendrá fe en ti 
porque tocó tu perfecto cuerpo con su mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario