miércoles, 31 de octubre de 2007

Inercias

Cuán poco le interesa el individuo al ente colectivo llamado estado. Prueba de ello son algunas inercias que no se corrigen y que van directamente contra su salud corporal y anímica, que bien poco le importan. Un ejemplo: se ha demostrado que no se ahorra energía alguna con adelantar y atrasar el horario oficial; es más, se pierde mucho rendimiento en el trabajo a causa de los desajustes biológicos que provocan en nuestros ritmos circadianos, pero se sigue haciendo por pereza, por inercia. E igual que esta inercia son otras muchas que se van acumulando sobre el individuo y van haciendo la vida cada vez más imposible: la baja estabilidad laboral, la degradación de la enseñanza y de los valores colectivos, la trasformación de las relaciones humanas en relaciones de consumo o capitalismo moral, etcétera.

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