domingo, 13 de julio de 2008

Qué sea la literatura

Mi opinión, que es sólo eso, una mera opinión, es que una visión sincrónica de lo literario contaría con algunas imprecisiones de orden cognoscitivo. ¿Lo literario es sincrónico o es diacrónico? ¿Y quién tiene derecho a decidirlo? ¿Un crítico, un lector o un autor? Lo mejor es una visión pancrónica del fenómeno en su tema y rema, en su núcleo y en su desarrollo sintagmático. La diferencia entre unos ingredientes y una receta de cocina y un plato cocinado es el arte, y el arte lo pone el que cocina y el que lo degusta; no se puede prescindir del tiempo en lo literario, porque entonces seríamos demasiado platónicos, y tampoco hay que excluir lo meramente sincrónico, porque entonces seríamos demasiado aristotélicos, y sobre todo no podemos prescindir del elemento humano, porque la literatura sin humanidad no sería nada; el arte nunca puede deshumanizarse, por más que lo pretendan las vanguardias. Un profesor de arte amigo mío decía que la mejor definición de arte que había encontrado es que "arte es todo lo que el hombre cree que es arte". El arte, como quería Nietzsche, convierte la realidad en algo que se puede soportar; sirve también para reafirmarse de forma activa como un yo, como creador, o pasiva, como un consumidor. Aristóteles diría que es el placer de la palabra. La gente silba, canta y hace poemas porque le gusta. Pero sobre los gustos está todo lo escrito y se podría escribir más. No se puede definir el arte porque no es objetivo, es subjetivo radicalmente, radicalmente humano. Los animales no tienen arte o, más bien, no lo asumen, no lo aíslan. Y una visión antropológica de lo que es el arte, incluido el arte de la palabra, que fue quizás el primero y por tanto el más humano, tendría que derivarlo de una necesidad inscrita en nuestro software genético, en el cual hay un sistema operativo que programa instintos como el conservatorio, el gregario o el simbólico, cuya confluencia produce cosas como la religión o el arte. Lo subjetivo viaja por el mundo, pero nunca lo posee, porque es radicalmente imperfecto sin su objeto, el mundo. Y entre el yo y el mundo está el lenguaje desde que nos atamos con un llanto a él al nacer hasta que otros lloran por nosotros y es lo último que oímos al morir. Pretender que exista una fórmula para decir esto es literario y esto no sería simplificar el problema y por lo tanto no resolverlo, suponiendo que sea un problema. Podemos decir que algo es literario para los criterios de alguien o de una época, pero nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario