Voy a resucitar a otro muerto manchego incómodo. Se trata de un masón nacido en Valdepeñas el 20 de febrero de 1871 y fallecido en 1937, poco después de pasar a la reserva por haber alcanzado la edad reglamentaria, el general Juan García Gómez-Caminero, que firmaba sus escritos alguna vez como Juan García Caminero o Coronel García Caminero, autor, cuando era coronel, de De la guerra (Cádiz: Imprenta de la Revista Médica, 1925) notable tratado técnico de casi quinientas páginas sobre esta disciplina, y de un estudio sobre el colonialismo, El problema ibero-americano, (Madrid: Plus Ultra, 1926), con prólogo del masón José Francos Rodríguez, de alguna novela en francés, de un puñado de piezas teatrales, un compendio de máximas morales y algún libro de viajes, entre otros opúsculos.
Fue uno de los primeros oficiales ascendido a general por la República. En 1933 fue ascendido a general de división. Procedía del arma de infantería y estaba afiliado a la UMRA y en 1936 desempeñaba la jefatura de la III Inspección Militar del Ejército. La guerra le pilló en zona nacional, pero logró huir a Portugal y regresar a Madrid para ponerse a las órdenes del gobierno legitimista. Formó parte del tribunal que condenó a muerte al general Fanjul y consiguió la orden para armar a la columna de mineros de Asturias. Pero por lo que más se le conoce es como quien permitió la quema de todas las iglesias de Málaga menos una, incluida el palacio episcopal, en 1931, cuando era jefe militar de esa plaza, prohibiendo expresamente la intervención de la Guardia Civil, y por tener la pachorra de enviar un telegrama a Madrid diciendo "Ha comenzado el incendio de iglesias. Mañana continuará". Como es lógico, fue destituido. Era un anticlerical amigo del asesinado Antonio Rodríguez García-Vao. Y escribió una curiosa novela con el pseudónimo Paulino Lied: Aparece Sanjurjo, 1924, muy rara, pero que tengo entre mis libros.
He añadido este último párrafo en junio de 2014: el general escribió su autobiografía y la posee una de sus descendientes que se puso en contacto conmigo hará algunos años al leer lo anterior; la puse en contacto con Ester Almarcha y el Centro de Estudios Manchegos a través de Isidro Sánchez; no sé en qué habrá parado todo esto.
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