lunes, 26 de septiembre de 2011

Entrada 2501


Con esta el blog va por la entrada 2501; demasiadas, aunque hice lo que pude por no escribir. Leo, digiero y escribo, como si por lo que come mi cerebro tuviera que defecar perentoriamente, y no esperar a sucedáneos más higiénicos. Ahora leo los titulares y para entenderlos debo traducirlos al revés: "Los mercados europeos, bajo presión". Como si algo pudiera presionar a los mercados, cuando es la gente la que está sometida a la presión de esos mercados y bancos desregulados por políticos vendidos a mercados y bancos que nadie ha elegido. "Europa trata de evitar otro Lehman Brothers", al revés: "Otro Lehman Brothers trata de evitar a Europa". Qué asco de prensa, tíos: reproduce el lenguaje del poder. Siempre que leo un titular parece que estoy leyendo la conciencia, o falta de ella más bien, de un ogro de la calle Muro (güol strit), donde, por cierto, parece que unos indignados han intentado plantar el bonsay de una esperanza. Las esperanzas es que necesitan miles de años para hacerse secuoyas, incluso en América, donde hasta los kilómetros son más grandes y se llaman millas. El obispo de aquí ha echado a una familia a la calle por no pagar el alquiler y otras cuentas; seguro que todo eso ha sido un error, un obispo no hace ni deja hacer cosas de esas, que es feo y anticatólico. Obispo, monseñor, lo que sea o le llamen, haga algo, recurra a su ecónomo o a Cáritas, soluciónelo, que todos nos sintamos un poco mejor, especialmente esa gente, que ya empieza a hacer frío. Si hay que hacer una colecta, pues se hace.

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