Fue traducido al francés y se ha hallado el original. Define la Guerra Civil como un "suicidio moral". Y escribe estas reveladoras palabras:
"Triste cosa sería que al bárbaro, anticivil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir por un bárbaro, anticivil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo"
Lo del suicidio moral está bien claro: la moral ha muerto en España desde hace mucho: solo reina la abyección. Prueba de ello es la corrupción, instalada como única institución real (tan real como el mismo rey que la preside) que gobierna el país, que antes fue un cuartel y quizá todavía lo sigue siendo.
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