Si uno sufre ver las ediciones excretadas por las públicas (más o menos) instituciones de Ciudad Real y etcéteras es embargado al instante por una añeja sensación de déjà vu. Es un revivalismo de Frente de Burritudes, de Toros y Danzas, de Sección Femeninista, una OJE eternal de flechas y cipayos y ringleras de calvas venerables y católicas; un etnocentrismo tan meapilas en lo socialista como en lo pepero, culturalmente estéril, que ningunea, ignora y enaniza la tradición liberal y progresista de una región tan abierta como esta y nos asfixia en una placenta de gachas, migas y seguidillas que siguen, y siguen, y siguen. La pseudocultura chupa los órganos genesíacos de la subvención y, la que no, hace de don Tancredo esperando la cornada o se vale de las estructuras de la corrupción para poder vadear algo de dinero del Ayuntamiento (perdón por la obscenidad) mientras aún flota. En este aburrado día de la marmota triunfa el bachiller Sansón Carrasco, se sabe; lo que no se sabe es por qué hacen tantas estatuas a Don Quijote o a Sancho si los han matado entre la Hermandad de Cabezones y el Valdepeñazo botellonero, que de joven tiene lo que tiene de viejo emborracharse. Aquí lo que hace realmente falta es una verdadera democrad y libertacia.
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