Michelangelo Antonioni, diseccionador de sentimientos
02/08/2007
DPA
ROMA.- Su hora favorita era el crepúsculo. Sus temas, la soledad, el vacío interior y la alienación. A Michelangelo Antonioni siempre le dio bastante igual si sus películas eran un éxito de taquilla o un fracaso. Él se describió a sí mismo una vez como "director para unos pocos". Los críticos lo consideraban un "analista del alma". Murió en su casa de Roma a los 94 años.
Antonioni falleció el 30 de julio de 2007 a los 94 años, el mismo día que otro de los grandes cineastas del siglo XX, Ingmar Bergman.
A pesar de estar enfermo y prácticamente inválido, el maestro italiano, uno de los grandes del cine postneorrealista, terminó a los 90 años el rodaje de su última película. 'Eros' trata de una pareja madura, cuya crisis se manifiesta cuando él comienza una relación con una jovencita. También Steven Soderbergh y Wong Kai Wei dirigieron fragmentos de este filme.
La incapacidad de vivir un amor verdadero y la fragilidad de las relaciones humanas son temas que ya ocupaban la mente de Antonioni hace 50 años cuando con 'Cronaca di un amore' (1950) y 'La notte' (1960), con Jeanne Moreau y Marcello Mastroianni) celebró sus primeros éxitos.
"Una y otra vez hice las mismas películas", admitió en una ocasión. Según él, su tema era la "enfermedad de los sentimientos".
Ya en las primeras obras, el realizador nacido en el norte de Italia, en Ferrara, que estudió agronomía, mostró una caligrafía artística que no abandonó nunca. "Todo en él tiene un doble sentido y es misterioso", se asombraba la crítica.Sus historias están repletas de "tiempos muertos", su mundo está siempre en suspenso, y las acciones de sus películas se disuelven y se pierden.
Así ocurre por ejemplo en 'Blow Up' (1966), el mayor éxito de taquilla de su vida. A primera vista, el filme con David Hemmings y Vanessa Redgrave, basado en un cuento del argentino Julio Cortázar, no encaja con Antonioni. La cinta está ambientada en el Londres de la cultura pop, es cinematográficamente bastante convencional, y parece contar una historia entretenida:
Un joven fotógrafo tiene la terrible sospecha de haber registrado un asesinato por casualidad. Pero cuando investiga el asunto, las pruebas se mezclan con la ilusión y ya no es capaz de distinguir la realidad. La memorable secuencia final muestra un partido de tenis sin pelota.
Cuando se encienden las luces, el espectador se pregunta si no fueron todas ilusiones. "Todas sus aventuras se disuelven en la nada", comentó un crítico. En 1967, 'Blow Up' obtuvo la Palma de Oro en Cannes. La cinta se convirtió en un film de culto de la cultura pop.
Aún hoy reproduce una imagen fascinante y acertada del Londres de la subcultura 'hippie', a pesar de que Antonioni ya tenía 53 años al rodarlo y dijo que en realidad la capital británica no le interesaba en absoluto.
"Nuestro drama es la creciente incomunicación y la incapacidad de concebir sentimientos auténticos. Ese drama domina a todos mis personajes", explicó Antonioni respecto de sus penetrantes análisis psicológicos.
Sus trabajos - entre los que se cuentan además 'Las amigas' (1955), 'La aventura' (1960), 'El eclipse' (1962) y 'El desierto rojo' (1964) - están atravesados por una extraña mezcla de misterio, erotismo y crítica social.
Así se reconoce también en 'Zabriskie Point' (1970), una historia de amor en los tiempos de las protestas estudiantiles estadounidenses, que termina en la perdición del desierto californiano. El final y momento culminante de la película es la explosión de un 'bungalow' de lujo en cámara lenta. La destrucción del sueño americano convertida en tema artístico.
Nacido en 1912 como hijo de un propietario de tierras en Ferrara, la llanura del Po lo marcó profundamente: la neblina constante, la luz que difumina los contornos y lo disuelve todo. 'Gente del Po' se llamó su primer documental en 1947.
Desde su derrame cerebral en 1986, Antonioni apenas podía hablar y se comunicaba con gran esfuerzo con la mano izquierda. Sin embargo, en 1995 volvió a dirigir. "Más allá de las nubes" se llamó aquella película, en la que contó con la asistencia del alemán Wim Wenders. "Es un film sobre la nostalgia del amor, sobre aquello que todos quieren y no encuentran", explicó el maestro.
Anciano y frágil, Antonioni se presentó ya muy mayor en el Festival de Cine de Venecia 2002, donde se le rindió un homenaje y se exhibió toda su obra. Allí recalcó que aún tenía cosas que contar.
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El ministro de Cultura, Francesco Rutelli, ha afirmado: "Perdemos a un intelectual brillante y muy sensible, un gran cineasta. Hasta el final, fue un observador fino de los dolores del siglo XX en todas sus expresiones. Su desaparición cierra un ciclo histórico del cine italiano".
El alcalde de Roma y ex ministro de Cultura, Walter Veltroni, ha declarado: "Con Antonioni desaparece no sólo uno de los realizadores más grandes todavía de este mundo, sino un maestro de la modernidad del cine".
El especialista del cine italiano Aldo Tassone, director artístico del festival de cine de Florencia, ha dicho: "Antonioni murió el mismo día que Bergman, los dos eran intérpretes de la misma angustia contemporánea y las alienaciones sentimentales en la gente de la posguerra". "Es un hombre quien tenía un gran sentido del humor, le gustaba reírse, pero decía también que cuando tomaba la cámara cinematográfica, se volvía glacial. 'El hielo que podía quemar', para mí es la definición más bella de Antonioni".
En Francia
El presidente francés, Nicholás Sarkozy, destacó en un comunicado que Antonioni fue "uno de los maestros" de la Nouvelle Vague francesa y un "poeta de la elegancia estilística, del rigor y de la pureza". "Su obra está marcada por la dificultad de las relaciones entre los seres, los individuos y el mundo", añadió en su nota Sarkozy, para quien Antonioni "acaba de unirse a Ingmar Bergman más allá de las nubes", en alusión al fallecimiento este lunes del director sueco.
Para la ministra de Cultura francesa, , la obra de Antonioni, "que ya está inscrita en el patrimonio cinematográfico europeo, permanecerá como una fuente de inspiración para las próximas generaciones de cineastas".
"Heredero de los gigantes del cine italiano, formado en el teatro, pero también pintor y artista plástico, Antonioni, hombre de una gran elegancia, dedicó su compromiso cinematográfico a una investigación sobre la complejidad y la fragilidad de las relaciones", añadió.
El presidente del Festival de Cine de Cannes, Gilles Jacob, definió Antonioni como un "alquimista de lo íntimo" y "el más grande acuarelista del corazón que el cine moderno haya conocido".
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Nació en 1912, en el seno de una familia burguesa, y fue un brillante estudiante de Economía en la Universidad de Bolonia.
Desde sus comienzos, en la estela del neorrealismo italiano ('Diario di un amor robado', de 1950, 'La signora senza camelie' (1952), y 'Las amigas', de 1955), Antonioni decidió abordar en sus obras la incomunicación entre las personas, la dificultad para establecer relaciones, los amores imposibles, el vacío interior y el desarraigo del individuo en una sociedad fría y deshumanizada.
Con una veintena de películas en su haber se ganó el reconocimiento internacional, aunque él mismo se consideraba "director de unos pocos". Fue galardonado con el Premio de la Crítica del Festival de Cannes en 1960 por 'La avventura', el León de Oro en la Bienal de Venecia en 1964 por 'El desierto rojo', la Palma de Oro en Cannes en 1967 por 'Blow up' (su película más taquillera), el Premio Especial del Jurado en Cannes por 'Identificación de una dama' en 1982, el Oscar de Hollywood a toda su carrera en 1995 y el León de Oro de Venecia por toda su obra en 1997.
Entre sus "musas" destacó Mónica Vitti, protagonista de 'La Avventura' (1959), 'La notte' (1960) y 'L'Eclisse' (1962).
Antonioni trabajó un tiempo en Estados Unidos y en inglés. De esta etapa son 'Blow-up' (1966), 'Zabriskie point' (1970) y 'Professione reporter' (1974).
Otra de sus obras fue la realizada con el alemán Wim Wenders, 'Al di la delle nuvole' (1995), basada en el libro del director italiano.
A pesar de estar enfermo y prácticamente inválido, el maestro italiano, uno de los grandes del cine postneorrealista, terminó a los 90 años el rodaje de su última película. 'Eros' trata de una pareja madura, cuya crisis se manifiesta cuando él comienza una relación con una jovencita. También Steven Soderbergh y Wong Kai Wei dirigieron fragmentos de este filme.
"Con Antonioni desaparece no sólo uno de los más grandes directores, sino también un maestro del cine moderno. Gracias a él llegaron a la gran pantalla las problemáticas más duras y difundidas del mundo contemporáneo, como la incomunicación y la angustia", ha señalado el alcalde de Roma, Walter Veltroni.
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La incomunicación del cine
por LUIS CANO
Poeta de la cámara, de cine lento y pausado. El último clásico del cine italiano alguna vez se definió a sí mismo como «director para unos pocos». Adorado por cinéfilos pero excesivamente alejado del gran público con películas de ritmo desesperante donde las acciones se diluyen hasta parar el tiempo. Antonioni supo recoger los fenómenos sociales y culturales, pero jamás vivió pendiente de las modas ni intentó conectar con la taquilla. 'Blow up', paradigmática, recogió con elegancia el hedonismo de la cultura pop, pero su sorprendente éxito le sumió en una profunda crisis creativa de la que le costó salir. El maestro de la incomunicación refleja el desarraigo de sociedad neocapitalista, fría y deshumanizada. Sin embargo, su desbordante cultura le impidió concretar su mensaje y sus películas durante 60 años son desiguales: 'El Grito', su obra más profunda y conseguida. 'La aventura', brillante con sus imágenes y pausas, luces y sonidos. Pero belleza vacía y presuntuosa vistosidad en 'Zabriskie Point' y 'El misterio de Oberwald'
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