Uno de los peores asesinos en serie de los últimos años, el concejal de urbanismo de Ciudad Real, acaba de añadir una nueva víctima a su colección; esta vez no es un niño, ni un viejo, ni un ciego o minusválido, es una madre que cruzaba la calle. Vuelve al lugar del crimen donde asesinó a Javier, un niño que iba a la misma escuela que mi hija.
Hoy, al salir, un coche casi lamina a mi hija pequeña en la misma puerta por donde salimos todos los días, que da a un pasaje peatonal. Me quedé con la mano en la puerta, estupefacto, impresionado, con el aliento cortado; mi hija se lo tomó mejor que yo. Que hagan algo con ese hombre, ya, y sobre todo que le impidan cometer más crímenes, como los tres o cuatro muertos que causaron sus obras en el casco central hace dos o tres meses.
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