martes, 12 de febrero de 2008
Expreso de Galicia.
A las dos de la madrugada escribiendo tonterías. Típico. Me acaba de volar una idea que ya no volverá y que es el motivo de estas líneas. Típico también. Hoy soñé que un avión soltaba un vagón de ferrocarril gigantesco que me caía encima en la Plaza de San Francisco, mientras iba al Instituto. Su silueta negra crecía cada vez más rápido hasta que me desperté de golpe y del golpe. Me voy a dormir. El expreso de Galicia puede pitar todo lo que le dé la real gana. Ojalá despierte mañana, no porque tenga ganas de despertar, sino porque hay gente que aún me necesita, quizá porque todavía puedo ayudar.
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