Decía Sherlock Holmes, el famoso personaje de sir Arthur Conan Doyle, que una cadena es tan fuerte como lo es el más débil de sus eslabones. Si es así, un partido político es tan honrado como lo es el más corrupto de sus miembros. Tendremos que votar al PSOE como si todos sus miembros fuesen Luis Roldán, o al PP como si estuviera lleno de Zaplanas. Esto es, tendremos que no votar. Si hubiera que proponer un presidente para este planeta, yo propondría que no hubiera un presidente, sino una asamblea transversal de antropólogos anónimos, pero si lo hubiera, con nombre e identidad específica, preferiría que fuera alguien como Mohamed Yunus o Nelson Mandela. Sólo esos tienen un currículum moral, que es verdaderamente más importante que el político para hacer política de grandes consecuencias. Sólo estos ilustran el ejemplo de lo que es una moral puramente kantiana. Ahora, los méritos que aducen los demás políticos, si es que aducen alguno, fuera de su sonrisa, su cara bonita y el dinero que se han gastado en publicidad y en ser sobornados por todo tipo de medios de presión, no son verdaderos méritos, son una mierda, y ni siquiera una mierda consistente, pura diarrea. A mí, al menos, ese tipo de méritos me hacen vomitar.
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