martes, 26 de agosto de 2008

La cabeza de Marco Aurelio

Una de las noticias más leídas ha sido el hallazgo de una monumental cabeza de Marco Aurelio en unos balnearios tardorromanos de Turquía. "La cabeza es hermosa", por supuesto, pero "con" seso: echo de menos que no se aluda algo a lo que hubo dentro y hay todavía: sus famosas Meditaciones, que escribió en griego para sí mismo y que contienen algunos de los pensamientos más bellos, verdaderos y originales que ofreció el espíritu de un hombre de todos los tiempos como él. Las leí hace tiempo en la edición de Alianza y me di cuenta de la paradójica complejidad y ansia de simplicidad de este hombre atormentado, al que los hechos le tenían completamente al fresco al lado de las profundidades de la moral. "Esto es todo lo que soy: algo de carne, un soplo de vida y conciencia". Y muchos útiles consejos que puede darme también a mí: "Aparta tu sed de libros para no morir gruñendo, sino verdaderamente resignado y agradecido de corazón a los Dioses" y "procúrate tiempo para no perder el tiempo. Deliran los que están en medio de ocupaciones, los que están cansados de vivir y no tienen diana a la que dirigir todo impulso y en suma su imaginación" (lib. II). Se nota que el pobre Marco Aurelio tenía que combatir con la presión del estrés; en el fondo escribió un libro de autoayuda. ¿Realmente llegó a la paz que tanto apetecía? Eso no lo dice.

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