jueves, 9 de octubre de 2008

Chicos modernos

Según el estudio "La situación de los profesores noveles 2008", los alumnos de hoy son peores en conducta y conocimientos; yo creo que no, que los peores son los políticos, que son de una calidad cada vez más deleznable; por ejemplo, antes se preocupaban algo de la educación, de la ciencia; ahora no saben siquiera qué es eso ni qué alumno muerto; sólo se preocupan del sillón, las comisiones y qué hay de lo mío. Son, por así decir, como el mono mudo, ciego y sordo o el inocente, inocente, inocentísimo, albo, blanco, santo, santo, santo Álvaro Marchesi: culos acomodaticios, mentes políticas diseñadas para ver las cosas deformadas por el prejuicio ingénito del prestigio inmerecido destilado por razones políticas; manipuladores de estadísticas que siempre saben ver el resquicio positivo que les permite vivir del cuento y de la nube rosa del optimismo gratuito, mientras el sistema se deteriora más y más, poniendo todavía parches cuando ya hay más agujeros que tablas en el bote. Ya la educación se ha vuelto una maquinaria tan compleja, deteriorada e ineficiente que nadie tiene arrestos para simplificar lo mucho que hay que simplificar y echar a la calle a los mierdas teorizantes que lo han echado todo a perder.

"Les cuesta más atender, aprender y estarse quietos", comentó el secretario general de la OEI, precisando que "tienen otros valores que antes no tenían", como mayor capacidad de trabajo en equipo o más dominio de las nuevas tecnologías.

La mayor capacidad que tienen ahora es la de desobedecer el undécimo mandamiento, no molestar: eso sí que lo hacen bien y en equipo; en cuanto al dominio de las nuevas tecnologías, si por eso se refieren al móvil, al Mp3, a la consola de videojuegos y al tontorrón Messenger escrito en paletés, sí, es verdad, dominan las nuevas tecnologías; pero lo que es un procesador de textos, una hoja de cálculo, una base de datos, programar en HTML, saber buscar información o sondear internet con algoritmos de búsqueda en álgebra de Boole o gestionar correo electrónico, para qué nos vamos a engañar.

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