El presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio: "Los sindicatos deben dejar de proteger a los vagos". Añado yo: "Y los gobiernos de proteger a los empresarios y a los bancos". En este país, donde cualquiera puede establecer una empresa y eludir la responsabilidad con sus clientes con sólo cambiar el nombre de la misma, y donde el presidente de la asociación de promotoras urbanísticas afirma que antes que rebajar los precios de los pisos se los regala a los bancos, decir que los sindicatos protegen a los vagos no es tener caradura, es tener rostro acorazado con refuerzo de hierro colado.
A ver cómo se hace rico un empresario con un pico, una pala y, además, un jefe como el que dice esas cosas.
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