Se ha descubierto en Turquía la prueba más antigua por escrito de la existencia de un alma inmortal. Está aquí. La estela funeraria es muy hermosa y está escrita en una lengua semítica antigua.
No sé si será inmortal el alma de este señor, pero su nombre y recuerdo ha vuelto a la vida casi tres milenios después gracias a la filología y a la arqueología. Y también gracias a nuestra curiosidad.
Resulta que las almas inmortales tenían que comer ofrendas. ¿Para qué? ¿Para no morir de hambre? La verdad es que la escatología antigua resulta ser algo pobre y concreta al lado de la imaginativa teología cristiana poblada de abstracciones espirituales y manjares deliquiosos pero incorpóreos. Como otras hipocresías, la disociación de cuerpo y alma es algo típicamente cristiano, y aun diría que Platón, el literario padre de casi todas las hipocresías y utopías occidentales, tuvo algo que ver.
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