Como uno ha padecido y padece los estragos que provocan la falta de memoria y la edad, ha sostenido una curiosidad creciente por disciplinas auxiliares tan curiosas como la Mnemotecnia y ha asimilado algunas técnicas que ha aplicado en algunas ocasiones con fruto, sobre todo para recordar números esquivos y largos, aunque no puede evitar el cometer ese tipo de errores llamados de memoria convergente, causados por una memoria demasiado atiborrada de datos: reunir dos elementos parecidos o iguales en apariencia en uno solo.
La ciencia afirma que nuestra memoria es mucho más potente de lo que pensamos, como demuestra el hipnotismo, que nos permite recuperar recuerdos dormidos con una precisión tal que incluso se ha utilizado en encuestas judiciales y criminales con sorprendente eficacia. Lo que ocurre es que el bibliotecario que las almacena está multiempleado y es caprichoso, venal, tramposo y desorganizado y está sometido a las distorsiones de la consciencia y la inconsciencia, por lo que a veces extravía fichas, carpetas y hasta dossieres y armarios completos. Son muchas las estrategias para ayudar a este desconcertante bibliotecario; por ejemplo, la juguetona de asociar las cosas duras de recordar con otras familiares por algún elemento-llave que tengan en común y que sirva para abrir el recuerdo completo de las mismas. Otra, referida a los números, consiste en leerlos como si fuesen letras que forman palabras, ya que los números se parecen a letras: el cuatro la a, el nueve la g, el cero la o, el uno la i, etcétera. Luego se pueden leer largas cifras como si fueran frases clave, a veces tan absurdas que su misma rareza facilita su comprensión. Para la memorización de listas otros recurren al procedimiento de las "perchas": itinerarios caseros en los que "cuelgan" los elementos a recordar, pero ese procedimiento, al menos, no va conmigo. Otras veces se recuerda según las capacidades que mejor tengamos: algunos tienen mejor memoria auditiva que visual, y viceversa, así que recurren a repetir en voz alta o a esquemas y dibujos.
Asociado a esto están algunas otras ciencias auxiliares que ayudan a ahorrar tiempo, como la estenografía o taquigrafía, materia en la que tanto descolló nuestro coterráneo, el ciudarrealeño Enrique Mhartín Guix, que Dios haya en Gloria. Por supuesto no es preciso aprender e método entero con sus signos de abreviatura en final de palabra, sino que basta con las triquiñuelas habituales y generales de la disciplina que ya adelantó Francisco de Paula Martí en el XIX : supresión de la e, y si hace falta, de la u y la i. Con eso sólo ya se puede avanzar muy deprisa escribiendo y se lee perfectamente lo que cualquiera está dictando, lo que puede ayudar a los alumnos que están en clase. Un ejemplo puede ser reproducir el principio de este escrito:
Como no ha padcdo y padc los stragos que provocan la falta d mmora y la dad, ha sostndo na crosdad crcnt por dscplnas axlars tan curosas como la Mnmotcna y ha asmlado algnas tcncas q ha aplcado n algnas ocasons con frto, sobr todo para rcordar nmros squvos y largos, anq no pd vtar l comtr l tpo d rrors llamados d mmora convrgnt, casados por na mmora dmasado atborrada d datos: rnr dos lmntos parcdos o gals n aparncia.
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