Copio esto del blog del exorcita padre Fortea, que me parece muy bien traído:
Me parece una increíble coincidencia el que murieran Lady Diana y la madre Teresa de Calcuta con cinco días de diferencia. Me parece que es más que una coincidencia porque creo que es una enseñanza de Dios. Ambas se conocían, ambas habían charlado. La princesa Diana no era mala persona, sólo fue una persona triste.
Una fue una persona triste, la otra todo lo feliz que se puede ser en la tierra. No existe mayor felicidad posible sobre este mundo que la que el amor de Teresa experimentó y gozó toda su vida. Eso sí, en la cruz.
Una vivió rodeada de todo el lujo posible, casi inimaginable. La otra vivió rodeada de toda la pobreza posible, casi inimaginable.
Una era bellísima. La otra arrugada, encorvada, envejecida.
Una murió muy pronto. La Muerte la atrapó por sorpresa. La otra murió muy tarde, vivió más del doble. La Muerte no acababa de atraparla, siempre se recuperaba.
Una fue un ejemplo del camino de la virtud. La otra fue un ejemplo de una vida que sin ser muy mala, se deja arrastrar por la tristeza y la falta de sentido.
Una vistió una lista inimaginable de modelos. La otra siempre vistió el mismo sari.
Es como si Dios, el Gran Maestro, nos hubiera puesto ante los ojos de la Humanidad las dos vidas, los dos fines. La conclusión nos la dejó a nosotros.
Cinco días de separación marcaron las dos entradas en la eternidad, la de la una y la de la otra. Nosotros todavía tenemos tiempo.
La una tuvo una ceremonia impresionante en Westminster y fue llorada por todo el mundo. El funeral de la Madre Teresa fue bastante feo y quedó totalmente eclipsado por el de la Princesa. Francamente, a alguien que ha dado su vida entera para los esponsales de la eternidad, para una celebración ante la cual cualquier ceremonia de la tierra palidece, los honores que se le brinden aquí ya no le importan para nada, absolutamente para nada.
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