miércoles, 4 de febrero de 2009
Jolines
Hay tres millones y un tercio de parados y se anticipan cuatro millones; hay riesgo de que quiebre la Seguridad Social, tan boyante cuando las vacas gordas. Y Shoemaker, muy cuco él, se ha presentado a las preguntas de la gente antes de que vengan las vacas anoréxicas. En resumen, su actuación -hablemos de actuación, porque eso fue- se restringió a dejar caer que la culpa es nuestra, puesto que nunca derrochó, ni creó ministerios bonitos como el de deportes, ni habló de pleno empleo, ni abrió España a cientos de miles de inmigrantes, ni legalizó -este mismo año- la posibilidad de que venga otro millón desde Cuba a pedir empleo cualificado, cuando nuestro sistema educativo ya ni siquiera puede competir con el cubano. ¡Mecachis en la mar, cuán malos somos y qué peores vamos a ser! Es más, el ministro de economía, haciendo de poli malo frente al Shoemaker bueno, nos predica que los bancos son lobos, esos bancos que después le ofrecerán un puesto en sus consejos de administración y a los que el gobierno tanto dinero ha prestado, ya que la avaricia, que según la sabiduría popular (popular, que no pudiente) debía romper el saco, se cura (en salud) ofreciendo más dinero (¿¡!? = ¡¿?!). Y los jóvenes, peor formados; y las mujeres, más maltratadas; y la justicia, más tarda; y Shoemaker, más feliz, más optimista; y los pobres, paupérrimos; y la tele, más degradada; y la cultura, más vendida; y el saber, más necio; y el futuro, más griego; y los sindicatos, más corruptos; y la economía, en recesión; y...
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