viernes, 20 de marzo de 2009

Aborto

¿Qué hay de bueno en un aborto? Nada. ¿Qué hay de bueno en que se permita abortar a los niños? Menos que nada. Y un mundo que no respeta ni siquiera la infancia del que aborta y del que es abortado no merece a su vez ningún respeto. Estoy contra el aborto, salvo cuando es fruto de violación o peligra la salud de la madre; pero también estoy contra quienes quieren meter en la cárcel a las que abortan, sumando a un mal otro mal, y contra ese excesivo papa que tiene tanto que ver en ello, llenando de vergüenza el hermoso hecho de tener un hijo por la sola circunstancia de tenerlo fuera del matrimonio; tal vez si permitiera más sitio a la mujer en su empresa cambiaría de opinión. Contra ese excesivo papa que tanto tiene en contra de los condones, fruto de esa misma vergüenza que tanto fomenta, y que protegen contra el Sida. Estoy contra quien tiene algo contra la homosexualidad, siendo su gremio uno de los principales sostenes de esa que ellos llaman perversión y otros sólo una forma más de hacer el amor y no la guerra. Que los católicos ideen un buen sistema para informar de cómo se dan niños en adopción y que se dejen de estupideces. Claro está que la vergüenza es su negocio, y sin ella poco tendrían que hacer. ¿Qué haría la iglesia sin esa variable e histórica noción de pecado?

Y ahora, la parte que le toca a esa falsa izquierda que se deja inundar por una mema cultura consumista, rockera y papanatas que rebaja cada vez más la edad de la infancia a unos jóvenes que, en vez de estar consumiendo, vistiendo y buscando novio y novia enseñando el ombligo, deberían estar estudiando, leyendo, jugando y disfrutando de su infancia y juventud en compañía de su familia y de amigos como ellos. No se iguala por abajo, no: la opresión es la condición que levanta la excelencia y la justicia, no la derriba.

1 comentario:

  1. Primero los nacidos

    Y después los por nacer. El aborto es una derrota, pero el mundo aborta vida tanto como la da y la victorias se suceden a los desastres sin moralidad.

    Respecto a quien quiere frenar el aborto ajeno, decir que los únicos que tienen derecho a la queja son los intachables, los plenamente morales, como los anacoretas, como los primeros cristianos, dispuestos a morir sólo por negarse a hacer una libación. Gandhi también lo sabía y vestía, comía y vivía con apenas nada y no lo pudieron comprar, los comunistas lo hicieron, asimismo, pero sus cúpulas se fortificaron como la iglesia y en el combate final la de Jesucristo les venció, (les llevaban una amplia delantera de experiencia en tejemenejes palaciegos). Cuidado con los fanáticos.

    Quiero decir que me sorprende tanto mojigato, fanático de salón, preocupado por el feto ajeno, cuando su vida y su día día obvia desastres mayores que asesinan a seres humanos.

    Cuando hice la mili cambiaron el calibre de la munición de las armas ligeras, del 7,62 del CETME al 5,6 que nos homologa con la OTAN.

    La explicación fue rápida, el 5,6 tiene un índice de rotación y una resistencia a cambiar de dirección menor que el 7,62 (en su desplazamiento, las balas giran, normalmente hacia la derecha, para vencer mejor la resistencia del aire y mantener la dirección). Así cuando las del 5,6 penetran en la carne humana se desvían, no como las del 7.62 más grandes y estables y, por tanto, con orificio de entrada y salida en línea recta.

    Es decir, el ejército español cambió la munición para que el estropicio en el cuerpo del enemigo sea mayor, una bala que entre por el codo puede acabar en el hígado. Pero no contentos con ello, explicaban que resulta que al ser más pequeña, produce más heridos que muertos. Una cuestión que no tiene nada de humano, sino que se aprecia por lo que tiene de perjudicial para el enemigo, que debe atenderlos y hace bajar la moral de la retaguardia que los tiene que ver. ¿Conoces algún desfile donde no haya sotanas?

    Respecto a la izquierda, coincido que ha perdido el norte atrincherada en pequeñas parcelas: feministas, ecologistas, arribistas, quizá el más numeroso y, sin duda el más perjuicial para quienes creemos que nos juntamos para mejorar todos.

    ResponderEliminar