jueves, 2 de abril de 2009

Cine

He visto dos películas nuevas buenas; escojo con prudencia lo que voy a ver, no me vaya a llevar un chasco, que el paladar fílmico ya no está para cualquier cosa. Como gustaba de repetir Francisco Umbral, "todo lo cotidiano es mucho y feo", que dijo Quevedo. Ya no veo cine repetido, porque de repeticiones está hecha esta vida y ya decía el poeta alemán que "sólo una vez es todo verdadero". Sólo tengo una vida, no la desperdiciaré viendo veinte veces la misma película.

Se trata de Interstate 60 de
Bob Gale (2002) y de Funny Games, de Harneke; la primera puede pasar inadvertida por la horrorosa carátula en medio de tanta mierda de serie B, pero es una obra llena de imaginación y hasta alguna poesía. Es una película extraña para ser americana, porque posee una fantasía crítica muy extraña a ese modo de pensar y los personajes no son nada tópicos. Es rara de planteamiento, a la vez que original y bien llevada a cabo. A través de las peripecias que vivirá el protagonista durante su recorrido por una autopista que no existe en los mapas y con un único consejero que no es otro que una "8-ball". Ese ocho, pienso yo, no es otra cosa que el símbolo del infinito. El protagonista parece un típico guaperas, pero es todo lo contrario, un existencial rebelde, que se va cruzando con personajes arquetípicos de aquello con lo que va a topar en la vida: el sexo, la droga, la responsabilidad con los demás, la mentira, el deber... Gary Oldman es el "genio" de la película, un genio un poco cabrón, todo sea dicho (ya lo veremos en la primera escena donde un invitado Michael J. Fox sufre las consecuencias). Por otra parte tenemos a un admirable Chris Cooper, que interpreta a un publicitario con crisis de conciencia que, canceroso terminal, ya no soporta las mentiras y decide lanzarse al mundo como un Quijote. Aparece luego una especie de Disneylandia utópica de la droga que te hace pensar bastante, una especie de pueblo donde la ley es una utopía de pesadilla y otras fantasías por el estilo de Gulliver... En fin, mucha literatura y moral tiene el fondo de esta película. Como curiosidad, decir que ésta película no se estreno en los cines no solo en España, sino que ni tan siquiera en América, donde directamente pasó al formato de DVD. No me extraña: no es manjar para muchos.

Funny Games es un thriller de psicópatas ingeniosamente construido que defrauda el gusto burgués. El psicópata interpela a veces al vacío en un juego metaficcional, como si hubiera espectadores de sus perversas hazañas, que los hay (y somos nosotros), de forma que su perversa locura adquiere una cierta dimensión de realidad como representación. Incluso llega un momento en que utiliza el mando de la televisión para ir marcha atrás y rebobinar los hechos para cambiar cuando no salen a su gusto. Las interpretaciones son memorables y el guion solidísimo, por ejemplo en lo que toca a la relación entre los dos psicópatas. Yo creo que esta obra, que es el remake de otra anterior por el mismo director, pasará a ser un clásico.

Educando a J (My first mister, 2001), de Christine Lahti, es un hallazgo de comedia. Se trata de una coproducción, como la mayoría de las películas que "echan" en ONO, sobre todo las gratuitas, que no por serlo dejan de ser de calidad, ya que, por lo general, las que cuestan dinero son una auténtica mierda consumista para descerebrados (paradojas de la vida moderna, como otras muchas cuales que las enciclopedias de pago sean las de peor calidad). Se trata de la historia de la amistad/amor entre una adolescente gótica y el dueño de una tienda de ultramarinos, su jefe. El argumento parece sacado de uno de esos binomios fantásticos de que hablaba Rodari, procedimiento imaginativo que ya aplicaba yo sin haberlo leído y que me sacó de numerosos apuros cuando le contaba cuentos a Ana Isabel, mientras su botadora hermana Paloma, más partidaria de la acción que de la narración, daba saltitos en la otra cama. La actriz principal, Lilí o Leelee Sobieski, no sé si será buena o mala, solamente que posee quid divinum, que vale por excelentísima: uno se enamora de ella a través de toda esa decoración espectral y de la ferretería que la marcan, . El guion es estupendo, con aciertos poéticos como el monólogo en que el ultramarinero se define como el miedo mismo, o un imaginativo uso de la cámara subjetiva: algunas simetrías y antítesis, sin embargo, aparecen demasiado claras, aunque desde luego cuesta bastante evitarlas. O cuando, en la cama del hospital, la enfermera le define como una persona que nunca echa a nadie de su habitación, pero echa de menos algo de compañía: uno quisiera ser ese tipo, que uno intuye tampoco recibe a nadie. O Lilí, que usa los prismáticos al revés "porque así se va mejor en la vida". Desde luego este guion no lo ha escrito el mismo que hace decir a Debra Morgan, en Dexter: "Es estimulante el olor a culo por las mañanas". El conmovedor guion, neorromántico, tiene sin embargo su americanoiditis en la búsqueda de un final feliz, impuesta quizá por el género de comedia por el que se decanta, algo que nunca se le hubiera ocurrido, por ejemplo, al muy aguafiestas de Thomas Hardy.

¿Otras películas? Pues sí, una especie de borrador de Monster's Bal, protagonizado por el mismo palustre Billy Bob Thornton, Al caer la noche (The badge, 2001); de Robby Henson; como sheriff al borde del mismo suicidio moral tiene unos ambientes neorleannianos (esto de los sufijos gentilicios da no pocos problemas: por ejemplo, de Seatle, seatlitas, seatleros, seatleños o seatlienses, de Estambul, estambolitas, de Ceilán, cingaleses...), unos ambientes neorleannienses, decía, magníficamente captados; en cuanto al guarro gasolinero de la Louisiana parece sacado directamente de una pocilga o zahúrda extremeña de las peores; es de un naturalismo grotesco, que ni sacado de una película de Eloy de la Iglesia. (Por cierto, la protagonista, una Patricia Arquette más jovencita y pizpireta que la atribulada madraza de Medium, lleva tatuada una bola de billar número 8 en el hombro, que ya aparecía en la Interstate 60 ya mencionada arriba: uno que se fija en estas cosas).

No hay comentarios:

Publicar un comentario