Un hermoso soneto del manchego y conquense Luis Rius, de la segunda generación del exilio republicano
¿De qué tierra será?, ¿dónde su mar?
-dicen-, ¿cuál es su sol, su aire, su río?
Mi origen se hizo pronto algo sombrío
y cuando a él vuelvo no lo vuelvo a hallar.
Cada vez que me pongo a caminar
hacia mí pierdo el rumbo, me desvío.
No hay aire, río, mar, tierra, sol mío.
Con lo que no soy yo voy siempre a dar.
Si acaso alguna vez logré mi encuentro
-fue camino el amor-, me hallé contigo
piel a piel, sombra a sombra, dentro a dentro,
el frágil y hondo espejo se rompió,
y ya de mí no queda más testigo
que ese otro extraño que también soy yo.
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