domingo, 16 de agosto de 2009

Cine

He visto algunas películas interesantes. La que más, Cosas que diría con solo mirarla, dirigida y escrita por Rodrigo García , el hijo cineasta de Gabriel García Márquez, (2000) e interpretada por Glenn Close, Calista Flockhart, Holly Hunter y Valeria Golino; todas están eminentes, pero destaca, por su enorme sobriedad, el trabajo de Glenn Close. Es una película simple de caligrafía, realista, incluso naturalista, pero también utiliza símbolos (los canarios, por ejemplo, el anillo, la sin techo que parece desempeñar el papel de un coro griego) y antítesis. Antítesis como la de la doctora que atiende a una madre con alzheimer pero practica abortos; dos formas de desaparición, y las figuras de personajes contrapuestos en parejas, casi siempre; analiza también geminadamente dos grandes temas, como son la soledad y la enfermedad, a través de historias de mujeres incompletas y más o menos confluyentes, maduras y jóvenes. Se evitan los formulismos excesivos, pese a lo cual algunas frases hacen pensar, y mucho: "Sólo una tonta sabría qué le depara el futuro", por ejemplo. Arriesgarse a decir tal frase supone ser bastante tonta, hay que decir. Lo único que sabemos de la suerte es que debe cambiar, como dijo el tahúr de Francis Bret Harte. La película es engañosamente sencilla; puede parecer que es la disección psicológica de una serie de mujeres, pero en realidad muestra un mundo desilusionado y deshumanizado, el de esas mujeres que cenan solas en mesas de cocina. Junto a ello se contrapone la amistad de esos canarios que son las dos lesbianas, el hombre, interpretada por Calista, y la mujer enferma que seguramente morirá, que se plantean comprar una pareja de canarios sin darse cuenta de que ellas son canarios también. Todas esas mujeres están faltas de algo: de la salud, de la vista, de un marido, de la juventud, de un hijo... Incluso el galante enano, que está falto de estatura. Es un filme sobresaliente, y habrá que seguir al despabilado director y guionista. Uno recuerda una película de estructura parecida, Magnolia, pero esta es sin duda mejor en todos los aspectos. Y... curiosa, pero reveladoramente, es una película que no gusta a las mujeres. Es lógico: las desnuda integralmente, pero por dentro. Lo importante no es dar amor, sino pedirlo, a la inversa de lo que dice la mendiga de la película, que es como la que aborta y no se da cuenta. La película refleja muy bien la superficialidad de la mujer de hoy, que considera el aborto como extirpar un grano y que vive en un presente asquerosamente invariable y existencial en su misma negación del tiempo. La vencedora que es en realidad una fracasadora, la ciega que es una vencedora... no son precisamente mujercitas, sino vedaderas mujeres desesperadas. Por ahí la crítica señala a Bergman y a la narrativa hiperbreve... algo de eso hay. A los jóvenes les parece muy lenta y sin acción. Se ve que ellos nunca han visto crecer un bonsay, o, más bien, no han desarrollado todavía la paciencia para valorarlo.

Tras haber visto Passengers, otra película interesante suya aunque menos lograda, estoy impaciente por ver Nine Live, Nueve vidas, donde vuelve a demostrar lo gran director y guionista de actrices que es.

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