martes, 15 de septiembre de 2009
Simón López García
Simón López García, un manchego arzobispo de Valencia, fue el responsable de la última ejecución de la Inquisición, en 1826. Qué curioso; hasta este hombre de ochenta y tantos años, designado por el Papa, no había llegado aún la luz de la Ilustración. Desde luego el papa era casi infalible. Curiosamente fue en su juventud maestro, antes de hacerse "espada de Roma, luz de Trento y martillo de herejes"; curiosamente, también, la víctima a la que mandó matar era un inofensivo maestro que daba clase en Ruzafa, deísta e ilustrado, para su perdición. ¿Qué estaba matando este arzobispo? Buen tema para una tragedia que está por escribir.
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