lunes, 16 de noviembre de 2009

No.

Llevo un preocupante número de días sin ganas de escribir. Es preocupante, sí, porque eso es algo que nunca me había pasado. Mi actitud se ha reducido a decir "no", incluso no a escribir, y no sé qué significará esto ni cuánto durará.

1 comentario:

  1. No No

    Cuando la apatía me asalta, suelo recordar la fortaleza de aquellos que nos preceden, envuelven y hasta de los que están por llegar.

    Recuerdo a un compañero de la mili que cada mañana se levantaba antes de la hora obligada para acicalarse. Yo llegaba con el tiempo justo y siempre me recibía con una amplia sonrisa y un buenos días sonoro. Mi contestación era asimismo repetida durante meses: pues no sé que tendrán de buenos. Aún le recuerdo con el pañuelo al cuello en invierno, recién afeitado y afable. Aunque nunca se lo dije su forma de recibirme, tan optimista, me insuflaba fuerzas.
    Años después, tuve un compañero de trabajo que también era capaz de sentirse bien a primera hora (a mí me cuesta horrores arrancar) y podía encontrar regocijo en lo que a mí me hastiaba, en picar ajos, hacer pizzas y esas cosas. A este sí se lo dije, te envidio, ya quisiera yo tener ese ánimo y ver luces en lugar de las sombras. Y me reveló su secreto que alguno podía calificar como hipocresía. La procesión iba por dentro, pero no quería dejarse llevar hasta el nádir.

    Yo que regalo consejos porque los necesito, te diría que hicieras como los que pierden el apetito: oblígate a escribir, quizá cuando comiences, le encuentres de nuevo el placer.

    Un abrazo

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