José Yoldi, Fracasar son Estilo. El País, 8-XII-2009
Seguro que conocen la llamada ley de Murphy, ésa que dice que si algo puede ir mal, irá mal. O alguna de sus infinitas variantes cáustico-divertido-científicas como la de que en un atasco todas las filas de coches van más rápido que la tuya, o siempre se rompe la pieza para la que no tienes recambio. Pero quizá no hayan oído hablar de la de Guumperson, que señala que "la probabilidad de que se produzca un hecho determinado es inversamente proporcional al deseo de que se produzca". Hay muchas más, como la Regla de Kettering: "Si algo no funciona, es por razón diferente a la que creemos" o el Teorema de Patrick: "Si el experimento funciona, señal de que se está usando un aparato equivocado".
Todas son aplicables, o lo que es lo mismo, todo falló en el caso de Diego P., que como si le hubieran tocado los ocho días de oro, fue acusado en clamoroso fracaso de todo el mundo, de haber violado y golpeado hasta la muerte a Aitana, la hija de su pareja, una niña de tres años alegre y feliz que tuvo la mala suerte de caerse de un columpio y golpearse la cabeza. Los fracasos más clamorosos, los de los facultativos del centro de salud El Mojón, de Arona (Tenerife); el primero, que tras la caída dio una aspirina a la niña y la mandó a casa dando por sentado que el golpe recibido no tenía mayor importancia y que quizá pudo haberla salvado; y el segundo, que nadie sabe de dónde se sacó que Aitana presentaba lesiones vaginales y anales y que apreció la existencia de moraduras y quemaduras producto de malos tratos en lo que no eran más que los síntomas de una alergia y las lesiones causadas en la reanimación de una parada cardiorespiratoria.
Luego, la Guardia Civil, como si de las rebajas se tratara, ha tenido, en su semana fantástica, tres actuaciones memorables: la aparente simulación de un atentado por parte de un guardia en Leitza (Navarra), el atropello mortal de una anciana en las calles de Madrid y el intento de que Diego confesara su "crimen" mostrándole las fotos de la autopsia de Aitana.
Lo de los medios es directamente para que nos lo hagamos mirar, aunque este periódico, en este caso, haya estado especialmente comedido. La mayoría ha aplicado el viejo aforismo periodístico "No dejes que la realidad te estropee un buen reportaje". Aunque siguiendo con el cinismo, habría que añadir: "Pero por lo menos asegúrate de que los datos sean correctos y de que la historia sea verosímil". Porque, aparte de dar por sentada la culpabilidad de Diego -"La mirada del asesino de una niña de tres años", titulaba un colega en portada sobre la foto del detenido-, se han inventado algunos datos, como que en su declaración había negado las sevicias sexuales, pero había reconocido las palizas a la niña, lo que era falso. En resumen, carroña de televisión, prensa y radio para alimentar el odio de asociaciones que convocaron manifestaciones de repulsa y linchamiento.
Más incomprensible es que el juez Nelson Díaz no haya archivado ya el proceso tras comprobar por la autopsia y la ampliación de los dictámenes forenses que no hubo delito alguno. Porque, según recoge el auto, "no existe indicio que permita afirmar, y ni siquiera sospechar, que la menor fallecida hubiese sufrido agresión sexual"; las lesiones que presentaba el cuerpo de Aitana "son enteramente compatibles con haberse producido por una caída", y respecto a las supuestas quemaduras, el dictamen precisa: "No tienen las características esperadas en una quemadura y no son compatibles con los mecanismos de llama, cigarrillos o secador de pelo". Lo más probable, una alergia a una crema. Y el juez concluye: "Queda por tanto descartado (...) que el fallecimiento de Aitana tuviera su causa en golpes propinados a la referida por el imputado".
Si todo es así, ¿por qué ha dejado a Diego en libertad provisional sin fianza, pero no le ha levantado los cargos (la imputación de homicidio y malos tratos) y le ha impuesto como medida cautelar que comparezca en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes? ¿Por qué no ha archivado el proceso ya que no hubo delito? ¿No les parece que el magistrado tendría que tener la cortesía de pedir disculpas a Diego por los días en los que ha estado detenido, siendo inocente, mientras se comprobaban los hechos?
Mientras, destrozado por el dolor de la muerte de la niña que sin ser su hija biológica seguro que adoraba, y machacado tras pasar por el infierno en la tierra, el chico se hundió y tuvo que ser hospitalizado.
Sin embargo, de lo que no se dará cuenta, y es posible que nunca sea consciente de ello, es de la suerte que ha tenido. Una suerte loca, porque la autopsia ha podido precisar con claridad que Aitana no fue violada y que las supuestas quemaduras no eran tales. Porque ¿qué hubiera pasado si los resultados no hubieran sido tan contundentes, como a veces ocurre? ¿O si la niña no hubiera vivido lo suficiente como para contarles a su madre y a su maestra que era cierto que se había caído del columpio?
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