Estos mequetrefes políticos son la monda; uno pensaba, hace decenios, que la política era algo serio y no esta sucesión telediaria de payasadas. Y van los muy execrables, agarran y dicen que es una cuestión moral lo de los servicios mínimos en la huelga del metro de Madrid. Como si tuviéramos que darles ejemplo a ellos; como si no supiéramos que toda moral se reduce al precepto kantiano de dar ejemplo; como si pudieran dar lecciones de moral ellos; para qué cumplir leyes de servicios mínimos si los políticos son los primeros en quebrantarlas; no hablo, por ejemplo, de la tan famosa corrupción, sino por ejemplo del escandaloso servicio mínimo de asistencia a las Cortes, que clama venganza en asuntos tan importantes como los educativos, o en cuanto al cumplimiento de pactos como el de Toledo y muchos otros. Si el gobierno no cumple con las leyes, ¿por qué las han de cumplir los sindicatos? El gobierno desautoriza con su ejemplo las leyes y legitima huelgas salvajes y cualquier desastre que puedan acarrear; se trata de una situación de inmoralidad política muy semejante a la existente antes de la Guerra Civil, que no deja de resultar preocupante. El gobierno haría bien (y por tanto no hará) en restaurar su propia honestidad y luego pedir la de los demás. Es así como se debe hacer, y no de otra manera. La moral les sirve a los políticos para ponerse morados, no precisamente de vergüenza, cuando tan lucido color debía deberse a estar amoratados a golpes.
Un mal ejemplo de honestidad
ResponderEliminarYo que, casi siempre, procuro ser honesto, no debería servir casi nunca de ejemplo. El caso es que me toman la matrícula y, a posteriori, venga a columpiarse en la honestidad ajena. Me piden favores a los que más o menos respondo y, venga a columpiarse. A veces, recuerdo aquella película Un día de furia, creo recordar se llama, pero dada mi honestidad me abstengo de tomar represalias, quizá con el pronto me enfuruño, más luego me tranquilizo y trato bien a los execrables. Desde luego, tengo una vertiente muy de pueblo llano que ilusionado vota a quien le promete mejorar, recibe estopa, y vuelve a votar ante la nueva ilusión. ¿maduraré? Hoy mismo le decía a alguien, aunque esos son unos por demás, no lograrán que yo también juegue a eso. Nobody is perfect.
¿Se usará el mismo rasero para los trabajadores del Metro expedientados y para los evasores de capital recientemente descubiertos en Suiza?.
ResponderEliminar¿Hasta cuando tenemos que aguantar la estupida hipocresía( Blanco, por ejemplo) de nuestros dirigentes?. Cielos! que país!