Existen unas pocas causas de pobreza, muchas menos de lo que la gente supone. Son su origen, pero no los factores de su perpetuación como problema social; de hecho, lo peor de la pobreza son los factores que la alimentan, si puede permitírseme el verbo.
Las causas son: colonialismo, esclavitud, guerra e invasiones; los factores de su perpetuación o subdesarrollo estancado son la ignorancia, la enfermedad, la apatía, la corrupción y la dependencia. En España no estamos del todo ajenos al colonialismo como causa (padecemos un gran deterioro de nuestra identidad y una gran septicemia de identidades periféricas, detestamos lo propio y no lo defendemos ni propalamos en el extranjero, y asumimos con demasiada facilidad los roles culturales que nos quieren imponer), fuera de que también padecimos una guerra civil, última de otras varias del XIX, que nos restrasó el crecimiento, y, entre los factores de pobreza que más nos atacan ahora tenemos la apatía, la ignorancia, la corrupción y la dependencia.
Dicho sea respecto a los valores y sistemas de valores que alimentan la máquina; pero la máquina de subdesarrollo y de pobreza tiene un protocolo de funcionamiento, el llamado círculo vicioso. El capitalismo deseaba crear riqueza, pero los avances sociales redundaron en su distribución equilibrada gracias a que los asalariados formaron sindicatos que defendían sus derechos y conseguían, paulatinamente, mejores condiciones de trabajo, como el descanso semanal, la semana de 48 horas (ocho horas diarias, lunes a viernes), etc. Así se llegó a un reparto de 45% para la parte laboral y 55% para el capital. E, increíblemente, eso benefició al capital: el mayor bienestar de cada trabajador se tradujo en un mayor consumo y la necesidad de más industrias para satisfacer nuevas demandas y necesidades, esta vez de los trabajadores; eso creó nuevas fuentes de trabajo al mismo tiempo que también de consumo. Es el Círculo Virtuoso: más personas ganan más, más personas trabajan, mayor comercio funciona y se retroalimenta permanentemente, hasta llegar a la Sociedad de Consumo, en la cual, para que hubiera consumo y no pararan las industrias, se renovaban los aparatos que antes tenían una larga duración cada vez más rápidamente. Esta fase se mantuvo hasta aproximadamente 1980, cuando el modelo neoliberal entronizado comenzó a deteriorar este círculo virtuoso porque este modelo expulsó a los trabajadores y provocó el cierre de pymes y la falta de quienes consuman aquello que producen y nueva expulsión de trabajadores por cierres que retroalimenta y crea un círculo vicioso, cuyo resultado final es la creación de mayor pobreza y a la vez mayor indigencia entre los más pobres.
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