martes, 9 de octubre de 2007

San Ernesto "Che" Guevara

O un "Rambo de izquierdas", como lo definió Fernando Savater. La izquierda tiene a sus propios santos laicos, que no son ni mejores ni peores que los de la Iglesia Católica, y más bien pueden resultar tan dañinos como cualquier ejemplo que nos hace prescindir de nuestras propias ideas. Con frecuencia el Vaticano moscovita ha canonizado a santos más que dudosillos, como San Stalin, autor de varios genocidios. En eso, los izquierdistas que hayan renunciado a una mínima honestidad moral resultan tan risibles como la congregación del Palmar de Troya, canonizadora de espantajos como San Francisco Franco Bahamonde, algunos de cuyos milagros cuenta Arturo Barea en el segundo tomo de La forja de un rebelde, "La ruta", bajo la bendición de "que le peguen dos tiros".

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