viernes, 13 de junio de 2008

La vida

Hay un físico, Rohrer, que dice que la diferencia entre la vida y la muerte es más difusa de lo que se cree, y no le falta razón. ¿Qué es la vida? Una convulsión, un estremecimiento que sufre la materia inerte, y la forma mínima de esa convulsión es simplemente una sístole y una diástole. En su forma unicelular, una mínima vibración que puede transmitirse por vía hereditaria, igual que un contagio. Cuando determinen la expresión genética mínima de esa convulsión tendrán la fórmula de la vida, y cuando la superpongan al tren del ADN, responsable de su transmisión por el tiempo, tendrán el origen de la vida, aunque probablemente la vida orgánica se originó y se extinguió varias veces en nuestro planeta antes de desarrollarse tal y como la conocemos hoy. Curioso que la vida sea sólo eso, una convulsión que se transformó en una costumbre y más tarde en una herencia.

Pero la frase de Roher tiene quizá otro significado. ¿Quién nos dice que no estamos muertos? ¿Que no existe una vida muy superior? ¿Qué es la vida al margen de la conciencia? ¿Merece la pena? Un enfermo mental inmerso en una vida inauténtica, al menos para nosotros, ¿está vivo? ¿vive en un sueño? ¿Vive la vida alguien imposibilitado para sacar fruto a todas sus aptitudes humanas por causa de las coordenadas de espacio y tiempo en que le tocó nacer? ¿Por causa de la riqueza, sexo, nación, lengua, educación que ha recibido?

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