miércoles, 23 de julio de 2008

León de Arroyal, nuestro revolucionario manchego

León de Arroyal, nuestro revolucionario ciego a fines de la Ilustración, desengañado ya de reyes necios, quería una Constitución que nos librara de tonterías de gobernantes incapaces, y a pesar de su discapacidad, se aplicó a pensar y escribir el borrador de una que podría haber resuelto muchos males posteriores. Estaba casado con una erudita mujer, hija del lógico y filósofo valenciano Andrés Piquer, Rita Piquer. El estúpido pero aprovechado Forner, entre los Árcades de Salamanca Aminta, (antes Floro), un catarriberas y trepa de libro, siempre a la vera del sol que más calentaba y a quien nunca le salió un elogio de la mano, le atacó en sátiras personales, que ahora copiaré; sin embargo, la única sátira que salió de la pluma de Arroyal no fue contra personas, sino contra los males y vicios de su patria, reflejados en la hipócrita alabanza que de España hizo Forner para defenderla del artículo de Masson de Morviliers la Enciclopedia metódica francesa, que Arroyal tituló irónicamente Apología por España y su mérito literario. Los epigramas de Forner lo nombran, apenas transfigurado su nombre de pila, Cleón, a causa de su talante social y democrático, que identificaba con el populacho, como el famoso demagogo de Atenas; lo llaman coplero, feo, ignorante y mal marido. La cosa es más grave si se tiene en cuenta que ambos están emparentados.

II

Coplero imitador

Que a Horacio y Anacreón
imita porque Odas hace
pregonando se deshace
en las gacetas Cleón.
No es, por cierto, desatino,
que, al fin, aunque no parejas,
puede, por tener orejas,
llamarse Horacio un pollino.

XVII

Contra un coplero ignorante que dio en ser satírico

Contra los semieruditos
sátiras hace Cleón,
gastando en la reprensíón
trescientos versos malditos.
Cuánto es pródiga de más
su caridad, ved aquí:
deja de curarse a sí
por curar a los demás.

XXIV

Literato al uso.

Por la ganancia traduce
devocionarios Cleón,
y su gloria y su opinión
a cuentos vanos reduce.
Su virtud o ingenio fino
ved en intento tan sano:
para honrarse lo profano,
para ganar lo divino.

XL

A un mal poeta adulador.

Tan grandes son las acciones
y tan miserables son
los versos con que Cleón
los rebuzna en sus canciones,
que al verte, Conde, sus dones
admitir tan placentero,
o que no los lees infiero,
o que entra en tu heroicidad
la heroicísima bondad
de que te elogie un coplero.

XLI

A un mal epigramático

Extrañas que tan crüeles
sean los fríos este invierno;
¿no ves que en él de Cleón
los epigramas salieron?

XLII

Que en las gacetas publique
Cleón su labor, no extraño;
que el que es sólo una gaceta
sólo en gacetas es sabio.

XLVIX

Sabiduría de la mujer

¿Por qué Rita, que es tan sabia,
ama a Babio, mal poeta,
y, siendo en todo discreta,
en eto su juicio agravia?
Floro, corta es tu experiencia;
aunque más sabias las vieres,
nunca llega en las mujeres
hasta la cama la ciencia.

También creo que se refiere a Arroyal este soneto de Forner:

A UN POETA MANCHEGO QUE SE RETIRÓ A SU PATRIA

Así siempre de pámpanos y flores,
árida Mancha, la estación süave
cubra tu suelo, y su verdor acabe
cuando esparza de nuevo sus favores;
opima copia aliente los rigores
que sufre tu cultor, y menos grave
el ábrego crüel no menoscabe
la esperanza feliz de sus sudores:
si es tanta la virtud que retirados
a ti tus don Quijotes sin violencia
cobran el seso en nuestro mal perdido,
¡oh!, libranos de versos endiablados.
Cleón vuelve a tu seno, su dolencia
cure, y denle los cielos lo que pido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario