Exámenes
A uno no le gusta examinar, porque luego le duele corregir. En septiembre los muchachos, nada proclives a transformarse en unos otakus, se hartan de anime y de ver lo que hacen mangakas de kodomo como Yoshito Usui, para que luego un daimio como yo, que no para de jugar mahjong como un akiba-kei, les haga ronin. Lo malo es la cara de idiotas-tokiotas que les queda; pero es que hay que aprender bien los kanjis y el kana.
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