lunes, 1 de diciembre de 2008

Enseñanza povera

La enseñanza tal como la conciben algunos ilustres desertores de la tiza es un lujo: pizarras digitales, ordenadores, animaciones, alumnado bilingüe, homogéneo y motivado por una curiosidad inmensa y sin carencias de base, profesorado no estresado y bien pagado y sin dificultades de desplazamiento, etcétera. Pero los que no hemos desertado de la tiza tenemos que conformarnos con una enseñanza povera, y nuestros únicos recursos son el librote mal hecho, la tiza polvorienta, la pizarra neblinosa, la voz estentórea, el cuaderno, los trabajos, las fotocopias, los exámenes en folios y la mala leche marcial, frente a un alumnado tan heterogéneo y garrulo como una pintura negra de Goya. ¿Las actividades? El miedo que entra a que le pase algo a uno de estos pobrecillos descerebrados con las hormonas aceleradas y a las responsabilidades subsidiarias nos hace temblar, así que nos negamos. Ya tenemos aulas materia, pero lo que no tenemos son los armarios para ellas, ni los materiales, ni las estanterías, ni los proyectores, ni los magnetofones. Además, la erosión del ruido y del ataque en tromba de la masa a la vocación y al deseo de todo buen profesor de enseñar su disciplina al margen del desprecio que demuestra la pequeña parte de agitadores y de comparsas que insiste en reventar sus clases. Para que el bruto escuche primero habría que educar su sensibilidad, demasiado abotargada por los pelotazos del fútbol, la grosería televisiva y las mentiras del gobierno y de la oposición, que también embrutecen, como todas las mentiras.

¿Contra eso hay alguna tecnología que valga?

Sí: la pizarra digital. Podría paliar algo al menos; pero no la hay en cada aula, ni se enseña debidamente, ni se valora por parte de la administración educativa su uso por el profesorado ni las tesis ni las publicaciones ni los premios en baremos ni en traslados ni en escalafones ni en una puta mierda, como no han valorado en su puta vida ninguna iniciativa que no les diera rédito político. Así que sigamos con la enseñanza povera y el pobre pan nuestro de cada día, luchando contra la inercia y la dejadez de esos políticos que desean electorados cada vez más ignorantes, más brutos, más manipulables, más engañables por parte del capitalismo que nos podemos permitir, el de la mala calidad y la teletienda.

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