El lenguaje político de la primera democracia del mundo, esa a la que tantos imitan, a través de un teléfono pinchado al gobernador de Illinois, trece millones de habitantes y uno de los estados más ricos y desarrollados del mundo:
"Tengo esto [el poder de designar al sucesor de Obama en el Senado], y esto es oro, joder. Y no estoy dispuesto a darlo por una mierda de nada". "Al menos que consiga algo realmente bueno, joder, me quedaré yo mismo ". "¿Le voy a dar a ese hijo de puta su senador a cambio de nada? ¡Que se joda! ¿A cambio de nada? ¡Que se joda!".
Estas cosas no pasarían tan fácilmente si la democracia se siguiese perfeccionado mediante principios verdes que dificultan la corrupción como son la transversalidad, la toma compartida y no individual de decisiones, las listas abiertas, la democracia electrónica y la desprofesionalización de la vida política. El poder es maligno y por eso todo poder ha de ser compartido y diluido.
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