No me extraña que todos los capitalistas estén contra Google. Una empresa que entre sus principios tiene "no seas malvado" y que encima gana dinero debe dar a algunos mucho miedo, debe haber puesto los pelos de punta a los apóstoles del presuntamente libre mercado. No hay nada como la libertad pura y simple como para aterrorizar a los miedosos ricachones que quieren privatizar el conocimiento y ponerle precio. Que quieran cobrar dinero por palabras del pasado que nadie oye ya, salvo unos pocos, es revelador. Sólo falta que pongan precio a la palabra de Cristo. Pero... ¿qué tiene que decir la historia al respecto? Veamos, porque eso no ha sido visto y la multiplicación de los libros como panes y peces no ha sido fenómeno que no haya ocurrido antes.
Eso ya ocurrió en el pasado, y más concretamente desde mediados del siglo XV. con anterioridad a esa fecha los libros eran caros y se escribían en las mismas pieles que se utilizaban para hacer vestidos, o bien en los entrelazados de las hojas de una planta cara y exótica llamada papiro. Los árabes inventaron una pasta de trapo llamada papel que convertía al libro en algo más barato que los códices en vitela. Mejor aún, un alemán llamado Gutemberg inventó algo que multiplicó el número de los libros y los abarató todavía más. ¿Consecuencia? Se despertó el genio de la Humanidad, se dio un verdadero gran salto adelante llamado Renacimiento, porque "renacieron" las humanidades y las ciencias, muchas más personas accedieron a la cultura y surgió el mundo moderno, no sé si mejor, pero al menos más vivo.
Sin embargo siempre hay unas personillas que quieren evitar esto y poner obstáculos al conocimiento para que sólo sirva a quienes pueden pagarlo. Todos sabemos quiénes son. Contra esta gente sólo sirve la cárcel o el exilio. De aquí la importancia de lo que se está ahora discutiendo con la privatización de los libros de Google; es algo mucho más importante de lo que se cree: se discute, ni más ni menos, el progreso de la humanidad, algo de lo que mucha gente no se da cuenta. La UNESCO debería tomar cartas en el asunto; pero la UNESCO posee un gran déficit: determinadas personillas dicen que ese es un organismo inútil, así como cualquier órgano mundial.
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