Panem et circenses, pan y circo, que dijo un español, Marcial, cristianos ronaldos y leones para que se los coman. España se juega en un yermo circo romano de dolor, como dijo Morrison, al futbolín o balonpiecito un poco de su dignidad de nación hecha añicos por el toro de Osborne. En mis tiempos yo jugaba al futbolín de forma violenta, expeditiva, cabroncetona; el desahogo de un joven brutozoide en los locales de la OJE, un aglomerativo que los muchachos de hoy nunca conocerán, envueltos como están en sus juegos de ordenador y sus maravillosas recreaciones virtuales de universos para-lelos e inexistentes. Cada joven habita hoy en un uni-verso paralelo, sin conexión de grupo visible, como bien apercibió un famoso y censurado informe sobre España de un sociólogo y sindicalista norteamericano del que ya no me acuerdo. Por entonces había futbolas hasta en los billares y reecreativos, a más de pinballs o petacos, con sus flippers, bumpers, dientes, ñapas y blackglasses; los coleccionistas enamorados de esos tiempos aún buscan como posesos una maquinita llamada Medieval madness.
Observo la grotesca realidad de mis vecinos y semejantes, muchos de ellos embrutecidos por la televisión, el paro, los bancos y el gobierno, auténticos verduleros hartos y harto encolerizados, por no usar una palabra más soez. ¿Soy también un verdulero? ¿Debo serlo? ¿Debo dejarme insultar por ellos? (Porque insultan, y no poco; los modales y la compostura es hogaño/ahora algo gazmoño, palabra que ha desaparecido del diccionario del hoy) Si tengo que juzgar por lo que Unamuno llamaba intrahistoria pareciera que el país entero se hallara a punto de explotar, fuera a reventar de una indigestión de mala leche como si le hubiera atacado la Estrella de la muerte de Darth Vader; por si poca fuera esta fiebre/liebre, el chorreoso calor del verano no ayuda, porque dilata el metal con que se hacen las bajas pasiones, no menos que la sensación de estafa que muchos sienten respecto a este porculizante gobierno y su presunta y vagobunda oposición. Que más da Sagasta que Cánovas. Yo hace tiempo que no voto, porque profeso un cierto altermundismo, pero amigos como somos de parcialidades y de ideologías más que de éticas, los españoles iremos a votar como corderitos a pesar de que la sociedad pseudodemocrática sea hoy mismo una impostura, una manipulación, una mentira y, sobre todo, el negocio de algunos. No votéis, amigos. En todo caso, vayamos a ver o a jugar al futbolín, unidos todos para concelebrar en el bar, comulgando cerveza o rezando el rosario de las pelotas, una cuenta por cada ilusión malgastada, un misterio por cada salida de nuestro Casillas. Es lo menos malo que uno puede hacer.
O pasear por las venas vacías de las calles y leer a Leopardi.
Observo la grotesca realidad de mis vecinos y semejantes, muchos de ellos embrutecidos por la televisión, el paro, los bancos y el gobierno, auténticos verduleros hartos y harto encolerizados, por no usar una palabra más soez. ¿Soy también un verdulero? ¿Debo serlo? ¿Debo dejarme insultar por ellos? (Porque insultan, y no poco; los modales y la compostura es hogaño/ahora algo gazmoño, palabra que ha desaparecido del diccionario del hoy) Si tengo que juzgar por lo que Unamuno llamaba intrahistoria pareciera que el país entero se hallara a punto de explotar, fuera a reventar de una indigestión de mala leche como si le hubiera atacado la Estrella de la muerte de Darth Vader; por si poca fuera esta fiebre/liebre, el chorreoso calor del verano no ayuda, porque dilata el metal con que se hacen las bajas pasiones, no menos que la sensación de estafa que muchos sienten respecto a este porculizante gobierno y su presunta y vagobunda oposición. Que más da Sagasta que Cánovas. Yo hace tiempo que no voto, porque profeso un cierto altermundismo, pero amigos como somos de parcialidades y de ideologías más que de éticas, los españoles iremos a votar como corderitos a pesar de que la sociedad pseudodemocrática sea hoy mismo una impostura, una manipulación, una mentira y, sobre todo, el negocio de algunos. No votéis, amigos. En todo caso, vayamos a ver o a jugar al futbolín, unidos todos para concelebrar en el bar, comulgando cerveza o rezando el rosario de las pelotas, una cuenta por cada ilusión malgastada, un misterio por cada salida de nuestro Casillas. Es lo menos malo que uno puede hacer.
O pasear por las venas vacías de las calles y leer a Leopardi.
90-9-1
ResponderEliminarQuien vota estratégicamente es el uno, nueve por convicción democrática e ideología, y 90 quien lo sabe. En USA los no muy numerosos votantes se apuntan en listas conocidas. Quiero decir que la calidad democrática de este país es muy baja. Lo dicho estructura federal, reforma del sistema electoral definiendo claramente circunscripciones más equilibradas respecto a la población, generar un sistema fiscal que nunca hubo, el XVIII, acercamiento a Portugal para que participe del sistema federal, y volcarse al exterior por los mares. Ay Ensenada, lo demás es esperar el motín.
Postada por las reflexiones anteriores sobre la guerra de España 1936-39.
El marido de la amante será un contrarrevolucionario, si la pistola de un miliciano lo dice, mientras los subsersivos mueren tras juicios sumarísimos, no sea se descubra su inocencia.