lunes, 27 de septiembre de 2010

Mal día, pero no pésimo

Hoy es un mal día, aunque no de los peores; quien se queja debería saber que siempre hay uno, y aun muchos, bastante más deleznables. Ciertas cosas entran por el ojo izquierdo y determinadas personas miran por el ojo izquierdo, también; ni mis peores enemigos me acusaron nunca de esconder lo que pienso, pero, con el paso de los años, por haber sufrido quizá esta incómoda actitud, me he vuelto reservado, aunque no lo suficiente como para no escribir, por ejemplo, un blog. Tal vez por eso casi nunca han consultado verbalmente mi opinión; la opinión de los que dicen lo que piensan nunca es requerida. Al menos, por los que viven en y de sus mentiras.

Al principio de este curso, un providente me motejó casi sin querer de "rojillo", o izquierdoso. Celebro que el taxónomo tuviera tan claro su marbete, porque yo no lo tengo. En parecidas circunstancias otras veces me han llamado "liberal" y en otras también de ser diestro, esto es, escribir con la derecha. Tras mucho pensarlo, creo que no soy nada, y a lo más que llego es a anarquista sin espoleta, altermundista iluso o paupérrimo ideológico de solemnidad. Pero si una opinión de tan poco valor constructivo puede loarse de aprecio, en este blog cualquiera puede ir a encontrarla, por más que celebrase yo que, más que una opinión, encontrase alguna razón o inspiración o, cuando menos, una distracción. Pero tiene que irla a buscar. Si verdaderamente uno cree en algo, debería ser combativo, supongo, y proclamarlo contra viento y marea; pero yo no albergo ninguna convicción firme, ni siquiera la de ser yo mismo, y esta falta de confianza me inclina a pensar que puedo no ser útil e incluso que puedo ser dañino. Por otra parte, me enclaustra mi propio desaliento, que acaso podría confundirse con temor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario