martes, 28 de septiembre de 2010

Sonéforos de Jerónimo Anaya

Jerónimo me ha hecho llegar estos preciosos e innovadores sonetos suyos, premiados en un concurso de Bolaños, que copio a continuación:

HIMNOS DE LA SOLEDAD DEL HOMBRE
(SONÉFOROS)
1
¡Qué hermosa era la vida aquellos años!
Mas la tristeza vino
y puso su alacrán de desengaños
sobre la tierra breve del camino.
El tiempo no reserva de los daños
y avaro es el destino
de llevarte por pasos muy extraños
a un hondo desatino.
Lentamente pasaba la belleza
y llegaba la angustia
a poner su corona de tristeza
sobre la mente quebrantada y mustia.
Mas, a pesar de esta mortal herida,
¡qué hermosa era la vida!
(Himno antiguo)
2
…Y luego viene un viento que se lleva
todas las ilusiones,
en tanto que en las sienes nieva, y nieva
también en los ajados corazones.
Pero mientras la nieve
tirita lentamente en los rincones,
hay vaho en los cristales, aunque breve,
de los fríos balcones.
Mas a veces te nombra
el viento cuando gime en los cristales,
y prolonga la sombra
el eco de su voz en los umbrales.
No hay duda: es que te advierte
de la pronta presencia de la muerte.
(Himno de la presencia de la muerte)


3
¡Qué lejano ya todo!
¡Qué horizonte sin fin y sin inicio!
El recuerdo cayó en un precipicio
y la memoria se cubrió de lodo.
Abro en la niebla un pertinaz resquicio
por ver en la distancia
el milenario y lírico edificio
donde duermen los sueños de la infancia.
Y tras la niebla creo
adivinar un corazón antiguo,
y aunque con claridad ya nada veo,
la verdad tras el caos averiguo.
Es la verdad desnuda
que en su certeza va dejando duda.
(Himno del umbral de los sueños)
4
Están los ojos llenos ya de invierno
y las manos de nieve;
el tiempo ya no es breve:
su latir se ha parado en un cuaderno.
La historia es un relato sin relieve,
monótona lectura
que las hojas inunda de amargura
mientras en la ventana llueve y llueve.
Se van las ilusiones
en las páginas grises. Y la angustia
aumenta los renglones
junto a las hojas de una rosa mustia.
¡Páginas silenciosas que escribía
mientras la vida con fervor vivía!
(Himno en el cuaderno de la vida)


5
Amargo es el sabor de la derrota,
pero es sabor al menos,
pues aunque la esperanza quede rota,
quedan en vida los dolores plenos.
Y cuanto más dolores
rodean de la vida la cintura,
más la vida a la vida se asegura,
a pesar de sus ácidos sabores.
Mientras la sepultura
en soledades tristemente aguarde,
en vano luchará la noche oscura
por suceder a la cansada tarde.
Es el sabor de la derrota amargo,
mas la amargura es vida sin embargo.
(Himno de la derrota)
6
Te vas haciendo viejo
y apenas te das cuenta de que pasa
la vida; pero pasa con un dejo
de dolor que te hiela o que te abrasa.
Se te pueblan las horas de mentiras
y eres solo un reflejo
cansado del ayer, y si te miras
solo ves amargura en el espejo.
Solo ves amargura en los cristales
y de la juventud mustios despojos,
como si ya los ojos
de la muerte advirtieran las señales.
Y es que, a pesar del júbilo o del tedio,
te vas haciendo viejo sin remedio.
(Himno del tempus fugit…)


y 7
De pronto corre el tiempo y no detiene
su reloj en la torre de la vida
y las horas se van y nunca viene
el bálsamo que alivie tanta herida.
Todo se torna serio
y cuando más dolor brota en la herida
adviertes que limita el cementerio
con la ilusión perdida.
Para tanto dolor ¿no habrá cauterio
que queme la miseria de esta llaga?
El tiempo vaga, y vaga
por el tiempo la duda y el misterio.
¿Qué es la vida? Y se calla
el reloj en mitad de la batalla.
(Himno de los límites seguros)


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