martes, 13 de diciembre de 2011

Un bulo muy extraño

Un reputado arqueólogo alemán, dicen, afirma que hay un faraón enterrado en el Valle de los Caídos junto a sus esclavos y pinturas murales que representan anagramas con ibis, azores y flechas. Por lo visto estableció un efímero reino en tiempo de unas desconocidas guerras prerromanas ibero-tartesias. Proyecta desenterrarlo para estudiar la momia, pero al momento ha caído sobre él una maldición periodística tan fuerte que se ha tenido que meter en cama y llamar no ya al médico, sino al padre Fortea, experto demonólogo y exorcista, para que le libre de tantos espíritus con mala leche como andan por ahí. El arqueólogo estaba interesado en estudiar las técnicas de tortura de la antigüedad, pues, según escribe el sumo sacerdote Manetón, fueron ensayadas con su pobre cuerpo aún vivo las formas más refinadas para alargar la vida en plena enfermedad, por razón de estado o, tal refiere Herodoto, siempre demasiado crédulo, por mero interés crematístico. Sabemos que se trata del faraón hispano, porque en el texto griego se alude a él con una fórmula más o menos traducible como "Archirrecontrageneralisimísimo de los ejércitos por la gracia de Horus" y "Vencedor de las hordas rojas de Mitanni" y la "conspiración semito-mazdea"


Ignoro cómo concluirá esta historia; lo más probable es que los órganos del faraón terminen en los vasos canopes de los museos y que su pobre efigie tenga que comparecer en otro penoso documental de National Geographic.

2 comentarios:

  1. Bueh, que investiguen lo que quieran pero sin gastar demasiado dinero, que no está el horno para bollos.

    Estaba buscando un texto de Saroyan (El joven audaz sobre el trapecio volante) y de alguna manera he ido a dar con un ensayo tuyo de hace unos años "Escrutinio de donosos escrutinios" sobre el Quijote y los bibliocaustos.

    Buff, lo estoy leyendo y aún no sé a donde quierer ir a parar, pero me parece toda una interesante locura (es muy... denso? pèro bueh, más o menos me defiendo y voy avanzando).

    Por supusto nombras a Báez, tuve el placer de cenar con él hace unos cuantos años, y lo que recuerdo más de él, era su increible capacidad memorística.

    Ah... Y Vetusta Morla muy buenos, yo mismo les dediqué hace unos días una entrada.

    Bueh, estas coincidencias, creo que se merecían al menos un saludo por mi parte.
    V.

    ResponderEliminar
  2. El alemán quedó confundido con la similitud génica que mostraba dicho faraón con Urdangarín, familiares directos ambos del informe Picaso. Lo que ocurre es que al segundo le dio por el balonmano y dejó de lado su vertiente africanista yq ue las víctimas antalo de carne y hueso hoy no son más que moneda. Pero entinces dolíamás la vida que el bolsillo.

    ResponderEliminar