domingo, 2 de septiembre de 2007

Noches oscuras

Para nadie es un secreto que algunas personas poseen una inmensa estatura moral. Las últimas revelaciones sobre la madre Teresa de Calcuta, que tanto inquietan a los falsos religiosos, son, al menos para mí, un testimonio de su verdadera talla humana. Léase si no este artículo publicado en el ABC.

Madre Teresa. La noche oscura
Jesús Bastante Liébana

En mi propia alma, siento un dolor terrible por esta pérdida. Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios, y que Él verdaderamente no existe». Éstas son algunas de las revelaciones que, de la pluma de la propia Teresa de Calcuta, aparecen en el libro «Mother Teresa: Come Be My Light». Sus escritos han sido reunidos por el postulador de la causa de canonización, el padre Brian Kolodiejchuk, y se publicarán en su versión inglesa este martes, la víspera del décimo aniversario del fallecimiento de la fundadora de las Misioneras de la Caridad.¿Tuvo la «santa de los pobres» dudas acerca de su propia fe o de la existencia de Dios? ¿Sintió lo que San Juan de la Cruz dio en llamar «la noche oscura del alma»? Y, si así fuera, ¿cambiaría la grandeza de su misión en esta Tierra, la de estar al lado de los más pobres de entre los pobres? Estas y otras cuestiones han sido analizadas hasta el paroxismo por teólogos y expertos de medio mundo durante la última semana. ¿Freno a la canonización?Antes que nada, hay que resaltar que no se trata de una novedad, puesto que la propia Teresa de Calcuta ya planteó estas dudas en un libro autobiográfico, y algunos de sus biógrafos, como el español José Luis González-Balado o la británica Kathryn Spink, ya habían hablado de estas «experiencias de oscuridad».Tras la publicación, en la revista «Time», de algunos párrafos de este libro —que recoge medio centenar de cartas escritas por la religiosa a sus directores espirituales entre 1950 y 1997—, muchos han hablado de una «estrategia» para frenar la canonización de la «santa de los pobres», que se habría llevado a cabo sin el conocimiento de las Misioneras de la Caridad. Sin embargo, el propio Kolokiejchuk fue el primero en desterrar esta posibilidad, asegurando que se optó por publicar este documento «después de consultarlo con las hermanas, y sabiendo que se trata de unas revelaciones únicas», que «darán una nueva dimensión a la forma en que la gente la ve. Nunca he leído la vida de un santo con una oscuridad espiritual tan profunda».La hermana Nirmala, sucesora de Madre Teresa, subrayaba a D7 que «las cartas forman parte de la vida espiritual de nuestra madre», al tiempo que consideraba que «este hecho no tendrá ningún efecto sobre su proceso de canonización». «Las dudas de nuestra madre son el camino que eligió Dios para que llevase a cabo su purificación y transformación interior». De hecho, todo parece indicar que, en los próximos meses, podría hacerse oficial el decreto de canonización de la religiosa albanesa, puesto que ya se tiene constancia de al menos un milagro acaecido gracias a su intercesión, después de que fuera beatificada en 2003.Destruir las cartasSí es cierto, no obstante, que Madre Teresa pidió, antes de morir, que aquellas confesiones fueran destruidas, aduciendo que «si las cartas se hiciesen públicas, las personas pensarían más en mí que en Jesús». Según relata Kolodiejchuk, los escritos de la «santa de los pobres» fueron hallados después de su fallecimiento. «Nadie sabía que se encontraba tan atormentada. Leí una carta a las hermanas y se quedaron con la boca abierta».En dicha misiva, fechada en 1948, apenas iniciada su misión en Calcuta, la beata se preguntaba «¿Dónde está mi fe? (…) Cada vez que caigo no encuentro más que soledad y oscuridad. Si es que hay un Dios, por favor, perdóname». En otra carta, la religiosa dudaba de «¿para qué hago este trabajo? Si no hay Dios, no puede haber alma. Si no hay alma, entonces, Jesús, tú tampoco eres verdadero». «Santa de la oscuridad»Tampoco creía Teresa de Calcuta que ella pudiera ser una santa. «Si alguna vez me hicieran santa, seguramente sería una santa de la oscuridad. Continuamente me siento ausente del Cielo, aunque encienda la luz de aquellos que viven en la oscuridad sobre la Tierra», llegó a escribir. Pese a ello, continuó luchando por los más necesitados, por aquellos que veían la fe a través de sus ojos. Aunque a ella, en ocasiones, le costase. «En lo que a mí se refiere —escribía al reverendo Van der Peet en septiembre de 1979—, el silencio y el vacío es tan grande que miro y no veo, escucho y no oigo. La lengua se mueve (al rezar), pero no habla. Quiero que reces por mí».Entre risas, Madre Teresa solía confesar ante los periodistas que «Dios y yo hemos hecho un pacto: le he dicho “Por cada foto que me hacen, Tú encárgate de liberar a un alma del Purgatorio”. Y… creo que a este ritmo, dentro de poco se va a vaciar el Purgatorio». Sin embargo, esa sonrisa que, durante años, llenó portadas de diarios y televisiones de todo el mundo, «es una gran capa que esconde una multitud de penas». Según se lamentaba la religiosa en 1958, «siempre sonrío, y la gente piensa que mi fe, mi esperanza y mi amor me desbordan, y que mi intimidad con Dios y la unión con su voluntad llenan mi corazón. Si supieran…».Varios expertos en teología consultados por D7 subrayan cómo, en realidad, la denominada «oscuridad o noche espiritual» afecta «al sentimiento de la fe, y no a la fe en sí, que se mantiene firme a pesar de esos sentimientos». De hecho, siguiendo el Catecismo de la Iglesia católica, se puede comprobar cómo esta «noche oscura» ha afectado, en mayor o menor medida, a hombres y mujeres de Dios en todos los momentos de la Historia, desde Abraham hasta la Virgen María, pasando por Santa Teresa de Lisieux, San Pío de Pietrelcina o Santa Teresa de Jesús.El mismo CristoAsí, el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, aseguró esta semana que el vacío interior sufrido por Teresa de Calcuta «es algo muy conocido en la tradición cristiana», al tiempo que afirmó que «el contenido de estos escritos, precisamente, agigantará más aún su figura». Sin duda, el más conocido es San Juan de la Cruz, quien dejó escrita su convicción de que, en estas «noches oscuras del alma», el fiel no se aleja de Dios, sino que, al contrario, parece como si se hubiera «acercado demasiado». Tampoco hay que olvidar cómo el mismísimo Cristo, el hijo de Dios, en el Huerto de los Olivos, sintió ese abandono, al igual que el propio San Pedro.«A veces, Dios comunica»El padre Ángel García, presidente y fundador de Mensajeros de la Paz, convivió con Teresa de Calcuta durante muchos años. De hecho, fue el sacerdote que, durante los funerales, bendijo su tumba. En su opinión, las dudas de fe demostradas por la beata «son normales. En realidad, todos los que trabajamos contra la injusticia y la miseria desde una óptica de fe, a veces nos sentimos tan solos y comprobamos tanta maldad que volvemos los ojos al Cielo… y en ocasiones tienes la sensación de que Dios está comunicando».Para el sacerdote, «saber de sus dudas engrandece su figura. Era, además de una santa, una persona de carne y hueso, que reía y lloraba como todos. Si a la mayor parte del mundo le asaltan dudas de fe en su vida cotidiana, imagina lo que le sucedería a Madre Teresa, rodeada de muerte, lepra, sida, abandono…».En un próximo libro sobre su vida, el padre Ángel recuerda algunos vuelos compartidos con la beata de Calcuta, en los que la religiosa «recorría los asientos para coger la comida que sobraba y dársela a sus monjas. Era una mujer extraordinaria, muy dura. Tenía una fuerza inmensa, pero yo la he visto discutir en persona con jerarquías civiles y eclesiásticas, y nadie se atrevía a quitarle la razón».Por su parte, José Luis González-Balado sostiene que, pese a lo que muchos puedan opinar después de saber de la «noche oscura» de Madre Teresa, «su recuerdo permanecerá vivo por décadas y por siglos. Madre Teresa fue, ya en vida, un personaje universal. Y resulta que, diez años después de su muerte, lo es cada vez más»

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