jueves, 10 de enero de 2008

Catolicismo e hipocresía

No lleva la tiara de triple corona, como el trofeo del rugby, que se ganó el Papete siendo inquisidor y martillo de herejes, sino una mitra, pero a mí no me importa la clase de pepino que quiera exhibir en su presuntamente ilustre cabeza; el caso es que el obispillete ahora cardenalote Rouco Varela, que debería aparecer en el Hola, condena el divorcio según el estado, pero no el divorcio de la princesa Letizia, cuya boda con el príncipe tuvo a bien celebrar ante millones de españoles y extranjeros. Hipócritas consumados ya sabíamos que eran los catolicos de altura, capaces de hacer teológico encaje de bolillos para permitir lo que les conviene; no es de extrañar; sólo son santos los de su religión, que no es religión, sino una madeja de ideología o política, esto es, poder y dineros o más bien su espectáculo. Si la ética o moral se reduce a dar ejemplo, no lo da el señor Rouco Varela ni ese otro cardenalito, el señor Barreda, (de aquí nadie se escapa). Que el divorcio express les haya bajado los ingresos del negocio de las separaciones les ha escocido. Su producto ya no es competitivo ante una fórmula que permite evitar males mayores como la violencia doméstica o que haya hijos que sufran las consecuencias de las familias desestructuradas. Si la iglesia es responsable de tantos embarazos indeseados y consecuentes abortos igualmente indeseados y de tantas muertes por sida a causa de su prohibición de usar preservativos, debe afrontar las consecuencias de todo el malestar social que provoca su gigantesca hipocresía y hacerse cargo de esos hijos indeseados y de esas mujeres matratadas y de esos enfermos terminales. Pero es machista y en vez de montar guarderías, hospicios y hospitales prefiere llenar autobuses y preparar la gloriosa venida de Su Santidad don Benito (XVI) gastándose los dineros del impuesto religioso en estampitas para promocionar al líder del reverso tenebroso de La Fuerza. ¡Qué gran ejemplo dan los cardenales, obispos y políticos españoles! ¡Qué jíbaros o reductores de cabezas!

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