viernes, 18 de enero de 2008

La vergüenza y los políticos

O una contradictio in terminis. No se puede tenerla y ser político y viceversa. Un ejemplo: Barreda, el Leslie Nielsen de Gobierna como puedas, coloca a toda su familia en la universidad y la extiende a todos sus amiguetes; continúa la política de privatizaciones de Don Pepito "¿Pasó usted ya por casa?" Bono, a quien algunos llaman Pepito Bonito por estar tan encantado de haberse conocido en la propaganda de todas esas evangélicas publicaciones que gastan el dinero de necesidades más urgentes. Mi padre guardaba una estampita de esta figura que les hacía viajar con el Inserso. Mientras, prosigue, ya van veinte años, la infatigable búsqueda de resquicios en la administración para colocar a amiguetes de su partido en paro, por ejemplo en los Centros de Profesores y Recursos de la Comunidad, y el Pesoe y su inem de sinvergüenzas, la Junta de Calamidades, arbitra una subida de sueldos del 70 % que ya le gustaría a esos sindicatos a los que les dicen que se deben confomar con el 2%; yo no me conformo, me informo y a consecuencia de ello me enfermo. Las leyes introducidas para hacer no un país europeo, sino parecido a Europa y que interesadamente no termina nunca de salir del fascismo, sino de una interminable transición de transiciones, hacia la utopía del yo cobro más que ayer, pero menos que mañana, que es una utopía de clases dirigentes, han creado una clasecilla de políticos vagos que pudren la democracia pagando o presionando periodistas y dejándose querer por la mafia del ladrillo y los caciquillos del siempre manchego, la tradición eterna. Y no es que aplauda la política del PP, que es lógicamente acabar con la corrupción del Pesoe porque la suya le gusta más, no porque la corrupción sea un mal en sí misma. Tal vez por ello los del Pesoe no entendieron que se votara a los corruptos del Pepé; es que no lograban mirarse en el espejo y reconocerse, como hacen las criaturas inteligentes. Ahora, además, se consideran con bula para ser más corruptos todavía y por eso, acaso, lo de la subida del 70 %; es que los políticos son así, no saben hacer otra cosa que beneficiarse a sí mismos y decirse lo desfeos y desmalos que son. Hace poco he visto un documental, Cosas de monos, donde se veían los desesperados esfuerzos de uno por lograr posición preeminente entre los machos. Tenía un vago parecido con Rajoy. En esa tarea tenía una trifulca tremenda con otro, al que le aprecié una gentil silueta parecida a la de Zapatero. Tuvieron que separarlos para evitar males mayores. La jefatura del asunto no estaba en peligro, pues el líder era un anciano muy respetado que no hacía casi nada, como el Rey. Ni siquiera tenía que buscarse los plátanos. Y nosotros, hala, a votar a los que desde el siglo XIX nos están hodiendo el país. ¿Alternativas? Que alguien busque en internet lo que significa un neologismo, el altermundismo; esperemos que no sea una esperanza, sino algo más que no sea menos.

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