sábado, 5 de enero de 2008

Queen Latifah

Uno de los pocos programas que me gustan se retransmite poco y mal y por cadena de pago: "Inside Actor's Studio''. Mi hija no lo soporta, pero eso es disculpable por la falta de referentes connatural a su edad. Es de agradecer, entre otras cosas, que el programa se emita subtitulado, con lo que se puede apreciar la voz original y uno puede aprender algo de inglés y corregir los errores de traducción. Es notable de por sí el entrevistador, James Lipton, un poeta judío ultracircunspecto y neoyorkino con amplia experiencia de letrista y no poca cultura, fan de Bernard Pivot, el leído jeque de Apostrophes, que se lleva muy preparados y documentados los programas; escoge a guionistas, actores y directores de cine con mucho meollo dentro, y siempre consigue hacerlos aparecer al natural asestanto atinadas preguntas y revisando toda su trayectoria, trufada de cortas, pero selectas secuencias de su trabajo. Víctimas de tan duro vapuleo muchos de sus entrevistados lloran o acaban al borde de la lágrima, pues Lipton les toca siempre donde más les duele, consiguiendo que no se cabreen con el vendaje de admiración y la golosina de aplausos que aplica después. Nunca oí programa de estos que no tuviese frase que notar. Las entrevistas de los estudiantes, con frecuencia cortadas, también son no poco estimulantes. Lipton es hijo de una bibliotecaria y profesora y del escritor beatnik Lawrence Lipton, y eso mismo ya le recomienda no poco.

El último personaje que he visto fue Queen Latifah, de turbulenta historia personal (fue violada a los cinco años, soportó la temprana muerte de su hermano), que nadie diría viendo sus trabajos en Se armó la gorda , con ese clon mejorado de Leslie Nielsen llamado Steve Martin, o Chicago. Inteligente, rápida e incisiva como el rayo en las respuestas, dice cosas como que siempre hay que buscar la compañía de la gente con inquietudes, y que en el noventa por ciento de las cosas que satisfacen íntimamente uno siempre tiene que poner su genio, no buscar que todo te venga de fuera.

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