domingo, 21 de septiembre de 2008

El infierno tan temido III

María Conesa

Siempre había deseado conocerla, Marilyn.

Norma Jeane Mortenson

¡Oh! ¡Muchas gracias, querida! Pero aquí todas somos igual de famosas... e igual de delgadas. Por fin nos quedamos en los huesos.

Margarita Cansino

Así es, María; es más, en realidad tú y yo ya éramos muy parecidas allá arriba... A ti te recordaban por cantar una canción, ¡Ay morrongo!, y a mí por cantar Amado mío en ese insufrible bodrio llamado Gilda.

Norma

Y a mí por cantar Diamons are the girl´s best friend!

Margarita

Oh, ya lo veis. "Tenemos mucho en común", que dijo el cura ese.

María

Bing Crosby, Marga, haciendo de cura en Las campanas de Santa María.

Margarita

Eso. Es que me atacó el Alzheimer hacia los años sesenta y, aunque aquí nos dejan bastante memoria, a veces me olvido de ello.

Norma

Por Dios, Marga, no me digas que incluso aquí estás interpretando.

Margarita

¡No no, de verdad...! ¡Es que me ha salido así!

María

Bueno, ahora que lo pienso bien, en realidad no somos tan iguales.

Margarita

¿Y cómo es eso?

María

Tú y yo somos de origen español, pero Norma no.

Norma

Vete a saber; ¡nunca supe a ciencia cierta quién era mi padre realmente!

María

...Y yo tuve una infancia feliz; vosotras no.

Margarita

Mi padre, que es un s bailarín sevillano llamado Eduardo Cansino, anda por el segundo círculo; un día que lo vi pasar por aquí me contó que era de origen judío y pariente de un famoso escritor español, Rafael Cansinos Asséns, que se añadió una -s al apellido. Me explotó desde que era una muchachita, cometió incesto conmigo, me daba palizas y me puso a trabajar desde los trece. Conozco bien el infierno ¡ya he estado en él! Mi primer papelito fue a los dieciséis, en Dante’s Inferno; allí me conoció el directivo de la Fox que después me apoyó.

Norma

Yo estuve en varias casas de acogida. No es un ambiente muy propicio como para estar segura de quién eres, y tal vez por ello me hice actriz; eso lo tenía bien claro: quería interpretar y tener alguna vez hijos que tuvieran en mí a la madre que yo no tuve. No fue posible. Un problema ginecológico me hizo ser completamente estéril y todos los hijos que llegué a tener fueron prematuros y muertos.

Margarita y María:

¡Oh, pobrecilla! (con pena)

Norma:

Y los Kennedy. ¡Ah, los Kennedy! ¡A cuál peor! Nunca debi dejar a Joe di Maggio.

Margarita:

Nunca se llegó a saber si te suicidaste o no.

Norma:

La verdad es que ni yo misma lo tengo claro. Sólo quería descansar, y creo que me pasé con la dosis de Nembutal. En realidad, ahora estoy disfrutando de un bien ganado descanso eterno, por más que aquí, al infierno, se venga a sufrir.

Un diablo (que no se pierde detalle de la conversación):

No, señoras. Este infierno es sólo un espacio literario convencional creado por algún escritor para poder hacer hablar a personajes que tienen voz en su conciencia. Es el limbo, que no existe según la Iglesia Católica. No tienen nada que temer. Además, están muertas.

Margarita:

¡Es un alivio!

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