domingo, 21 de diciembre de 2008

Francisco Javier de Moya Fernández

Creo que voy a tener que crear un blog para mis artículos sobre manchegos, que ya no voy a publicar en la Wikipedia. Después de todo, allí no los controlo y más bien me los estropean. Será en otra cuenta creada a propósito, porque ya tengo los seis blogs de esta adjudicados.

Francisco Javier de Moya Fernández, (Hellín, 6 de marzo de 1821 - íd., 30 de marzo de 1883)


Hijo del regidor perpetuo de la villa, estudió Filosofía en el Seminario de San Fulgencio de Murcia y Leyes en Valencia, licenciándose en Madrid a los veintitrés años. En 1845 era ya redactor de El Eco del Comercio, donde publicó unos artículos que reunió con el titulo de Estudios sociales, defendiendo principios propios del futuro Partido Democrático. Al concluir dicho periódico, fue redactor de La Libertad (1846) La Atracción (1847) y La Iberia (1858) y trabajó también en La Enciclopedia, La Reforma Económica, El Eco de la Juventud, La Asociación, La Creencia y La Tribuna del Pueblo, que fundó y dirigió junto con el malogrado socialista Sixto Cámara (1851); luego fundó y dirigió La Voz del Pueblo en la vanguardia del partido liberal preparando la revolución de 1854. Triunfante esta, fue nombrado secretario del Gobierno Civil de Cáceres y luego del de Cuenca hasta 1856. Al caer Espartero presentó la dimisión y se retiró a Albacete, donde puso bufete de abogado; fundó y dirigió allí La Semana de Albacete, periódico progresista puro que duró dos años. Al morir su padre en 1860 volvió a su pueblo natal; desde allí fue colaborador asiduo de La Iberia , para la que surtió dos series de artículos antidinásticos que hicieron bastante ruido y le valieron un proceso en 1865, La cuestión previa y La fuerza de la reacción; y también colaboró en La América y La Nación. Usó el seudónimo de Ricardo Kaiore . Al triunfar la revolución de 1868, presidió la Junta Revolucionaria del Hospicio y al convocarse las Cortes Constituyentes redactó el manifiesto electoral de la Junta del Partido monárquico-democrático de Madrid y se presentó para la Diputación de Albacete y fue elegido; en su programa propugnaba la abolición de la pena de muerte, la monarquía democrática en la que el rey era sólo depositario del poder ejecutivo, cámara única, descentralización, abolición de las quintas, instauración del jurado etcétera. En efecto, votó a Amadeo de Saboya y contra la pena de muerte. Volvió a ser diputado en las Cortes de 1871 y su provincia le eligió senador en 1872. En época revolucionaria fue además Director General de Estadística y de Agricultura, Industria y Comercio; Fiscal del Supremo Consejo de Guerra y ministro del Tribunal de Cuentas, en cuyo cargo estaba cuando advino la Restauración. Se encuadró entonces en el llamado partido Constitucional y Sagasta le nombró en 1881 fiscal del tribunal de Cuentas. Al convocarse las cortes de la nueva situación fue elegido otra vez senador por Albacete. Era gran cruz de Isabel la Católica y gran oficial del Nischan Iftijar de Túnez. Empezó a publicar junto con el abogado Agustín M. de la Cuadra un Diccionario Geográfico, Histórico, Estadístico, Arqueológico, Artístico, Industrial, Político, Bibliográfico y Biográfico de España y sus posesiones de Ultramar Madrid : [s.n.], 1875-1876 (Imprenta de los señores Rojas) del cual solamente aparecieron deis cuadernos, ya que falleció antes de poderlo acabar. También compuso un La ley providencial del progreso. Teoría del derecho y del deber, Est. Tip. de los Sres. M. P. Montoya y Compañía, 1881, que apareció primero en la Revista de España en 1880 y cabe suponer opuesto al Del progreso del conservaduro Diego Medrano y Treviño, y Estudios sociales : publicados en 1847, Cáceres: Imprenta de la Viuda de Burgos e Hijos, 1855; La infalibilidad del Papa: Del poder temporal y de la supremacía espiritual que se atribuye al Pontífice Romano; Seguido de De la primacía del Papa Obra en que se demuestra que la primacía del Obispo de Roma no es más que gerárgica y honorífica sin ser de institucion divina ni de jurisdicción. Traducida libremente de la edicion franco-latina, (Madrid: Imprenta de los Señores Rojas, 1871-1872, 2 vols.

Fundó la Liga madrileña contra la ignorancia, sin haber querido tener en ella cargo más alto que una de las vicepresidencias, impulsada por la asociación obrera El Fomento de las Artes, creada en 1859 sobre las cenizas de la creada por el sacerdote Inocencio María Riesco Legrand y muchas veces cerrada por los moderados Asociación Velada de Artesanos, Artistas, Jornaleros y Labradores, que llegó a tener 600 socios; lo único que pretendían era crear una biblioteca para leer e instruirse; Fomento de las Artes, durante la Restauración, y con conexiones en Albacete; tras 1868 recibió mucha más fuerza e inauguró esta nueva asociación en el Paraninfo de la Universidad Central el 24 de mayo de 1881 con discursos de Galdo, Rafael María de Labra, José Echegaray y José Luis Albareda, y creó varios concursos hasta más allá de 1890. También tomó parte muy activa en la Sociedad protectora de los niños y la Sociedad protectora de los animales y las plantas; esta última puso su nombre a la sala de juntas; formó parte de la comisión del Senado en pro de la Universidad de La Habana.

  1. Manuel Ossorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, Madrid, 1904.
  2. Andrés Baquero Almansa, Hijos ilustres de Albacete, Madrid, 1884.

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