jueves, 18 de febrero de 2010

Flores de mi árbol genealógico

Mark Twain, que es un escritor que a mí me gusta mucho y que debería ser más disfrutado (desde aquí os lo recomiendo), se burló en "Flores de mi árbol genealógico" de los que presumían de nobles antepasandos, inventándose a sí mismo el árbol genealógico más avergonzador, infame y confuso que pudo, hasta el punto de que todavía nos hace reír (a mí al menos me hace reír, que no es poco). Por mera curiosidad me entretengo a veces espulgándome el linaje, de la misma forma en que hace ya tiempo coleccionaba y documentaba laboriosamente la historia de mis pobres homónimos (personas que llevan mi mismo nombre y apellido) ; ya escribí bastante sobre ellos, mis pobrecillos otros egos, que andan por ahí haciendo de las suyas sin saber que me han robado la denominación verbal; hasta el nombre propio, que uno lo tiene por eso, por propio, tenemos que compartirlo en esta sociedad de masas y darle el precio de común y vulgar. Muchos son aquellos parientes "de los que no se habla", y esos son los que me pican más la curiosidad, que es algo que poseo en demasía para las cosas del papel.

Pues bueno, me puse a bucear en mis primeros, segundos, terceros y cuartos apellidos, y empecé por el más raro, Calabria. Hete aquí que sólo lo llevan 671 personas en España y que es el duodiezmilseptinsexagésimosexto (12.776 para alumnos de ESO que no saben contar ordinales) apellido en frecuencia de uso en España; casi la mitad de sus escasos usuarios están en Madrid, y provienen de Italia del Sur, de la paupérrima región del mismo nombre antes llamada Magna Grecia; qué ilusión, igual desciendo de algún filósofo presocrático, aunque también es posible que descienda de algún gladiador esclavo huido de la venganza de Craso en la punta de la bota o de algún mafioso de la N'Dranghetta... Algún familiar ya me decía que nuestros antepasados eran contrabandistas afincados en Murcia, y bien pudiera ser que alguno se cayera de algún barco pirata, en el XIX.

Otro de mis apellidos raros, Castellanos, proviene de los Montes de León; parece que tuvieron alguna hidalguía goda bajo el nombre de Gutiérrez y pasaron a Castilla, donde se vincularon a la tierra con el nombre de Castellanos y sirvieron no poco a los monarcas Alfonsos que rigieron estos pagos; en el año 755, por ejemplo, ayudaron al segundo de su nombre obteniendo privilegio para poblar Sahagún. Otro Castellanos, Juan Esteban, se distinguió por su valor ante el undécimo en la batalla del Salado, y en Valencia y Aragón floreció también una rama que repobló en 1370 Chelva en el reino de Valencia. Otra rama, la mía, se estableció en La Mancha, donde fundaron un gran mayorazgo en el año 1.538 y edificaron el monasterio de Santa María de los Llanos en Cuenca; algunos de estos, ciudarrealeños, pasaron al Nuevo Mundo, como Pedro Antonio Castellanos, célebre por su enemistad con Hernán Cortés, pero tan noble que cuando fue acusado en la Corte se constituyó en su defensor, elogiando sus distinguidos servicios, y de regreso a España se retiró a su señorío de La Solana donde murió; otro es el célebre don Juan de Castellanos poeta e historiador que dejó una crónica rimada, las Elegías de varones ilustres de Indias, que documentan las vidas de los que pasaron allí.

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